El whisky raro está de moda entre los inversores de todo el mundo. Y no es para menos. El precio de este bien de lujo se ha disparado un 40% en 2018 y el incremento en la última década asciende al 582%, según el informe The Wealth Report 2019, de la consultora Knight Frank. Su revalorización está muy por encima de la registrada por los coches (+258%), las monedas (193%), los sellos (189%) y el arte (158%), entre otros artículos deseados por las clases altas.

 

Pero vayamos por partes. ¿Qué es el whisky raro?, se preguntarán. Es raro el whisky antiguo, con una maduración en barrica de 25 años o más; pero también aquel madurado en barricas de destilerías que ya están cerradas, aunque incluso la rareza depende del tipo de maduración y de las barricas disponibles. En definitiva, es aquel del que hay más demanda que oferta, según explican desde Durán Subastas a Crónica Global.

“Toda inversión tiene su riesgo”

David Durán matiza que “toda inversión tiene su riesgo”, y añade que este destilado está más de moda que el vino, aunque “depende del vino y del whisky”. De hecho, el informe de Knight Frank presenta una lista con 100 botellas de whiskies raros y apunta que 21 de ellas perdieron valor en 2018. Este licor alcohólico “es la tercera inversión alternativa más popular en periodo de incertidumbre bursátil, por detrás de los coches de colección y de las obras de arte”, apostilla el experto en whisky escocés Charles MacLean.

En el otro plato de la balanza están dos superventas del año pasado. En octubre, en una subasta, un comprador de Extremo Oriente pagó 1,1 millones de dólares por un Macallan destilado en 1926 y embotellado 60 años después. Con etiqueta de diseño (solo hay 12 como ella). Pero en noviembre, un inversor abonó 1,5 millones por otro Macallan destilado en 1926 y embotellado también en 1986 en una botella única pintada a mano.

Macallan

Macallan destilado en 1926 y embotellado en 1986 en una botella única pintada a mano, vendido por $1,5M / CHRISTIE'S

Sin tradición en España

David Durán explica que estas ventas “pueden hacer que aparezcan piezas que no estaban en el mercado”. Y así trata de justificar tamaños desembolsos por una botella de whisky: se ha creado una cultura en torno a este destilado, hay una formación y los inversores entienden el proceso de elaboración. “Saben apreciarlo” y es más fácil de conservar que el vino, añade su hermano, Alberto Durán. Además, es un lujo masculino: el 95% del mercado de la joyería corresponde a piezas femeninas.

Alberto Durán argumenta que “lo bueno es cada vez más escaso”, ya que hay una polarización entre “low cost y calidad”. Ello empuja a los inversores a pagar grandes sumas por un bien de lujo como el whisky raro: “Hay gente que abre botellas de 30.000, 40.000, 50.000 euros”. Otros esperan un mejor momento para ponerlas de nuevo en el mercado. En España no hay tradición –este medio ha contactado con otras dos firmas que no han aportado más información porque no trabajan con este producto–; las botellas que llegan a las casas de subastas lo hacen como parte de un conjunto de diferentes cosas.

El mercado oriental y el whisky

Pero, ¿quién paga? “La mayor tendencia es el mercado oriental”, coinciden los hermanos Durán. En Asia “hay un consumidor muy joven en cuanto a disponibilidad de renta”. Los datos de la Scotch Whisky Association refuerzan esta idea: las exportaciones de whisky escocés a India, China y Singapur se dispararon un 44%, un 35% y un 24%, respectivamente, en los primeros seis meses del 2018.

Hibiki

Hibiki Aritayaki Ceramic, madurado durante 35 años, en botella Arita pintada a mano

A continuación, dejamos diez de los whiskies más raros vendidos en subasta, una recopilación de Catawiki:

  1. Edición limitada de Hibiki Aritayaki Ceramic, madurado durante 35 años, en una botella Arita pintada a mano: 9.370 euros. Solo existen 150 botellas.

  2. Yamazaki madurado durante 50 años en un barril Mzunara: 110.000 euros.

  3. Macallan puro de malta creado a partir de tres barricas de Jerez aderezado de 1942, 1945 y 1946, en decantador Lalique Cire Perdu: 387.000 euros.

  4. Springbank Lombard Bottling de 1965, embotellado en un decantador soplado artesanalmente por Lombard Scotch Whisky: 5.250 euros.

  5. Glenfiddich de 1937: 17.000 euros. Solo se produjeron 61 botellas.

  6. Karuizawa de 52 años de 1960. La botella de whisky japonés más cara vendida en subasta: 111.000 euros.

  7. Dalmore de 50 años de 1926, en caja de madera y correas de cuero: 8.500 euros.

  8. Bowmore de 54 años de 1957, el whisky más antiguo de la isla de Islay (Escocia), en botella artesanal que simula las olas: 136.000 euros. Solo se produjeron 12 botellas.

  9. Hibiki de 21 años. Edición limitada en caja de madera del monte Fuji: 800 euros.

  10. Macallan M en botella elaborada por 17 artesanos durante 50 horas. Se produjeron cuatro botellas, pero solo dos estuvieron disponibles: 323.000 euros.