Cinco meses después de salir a Bolsa la socimi Árima, su promotor, el empresario Luis López de Herrera-Oria, afrontará el próximo 21 de marzo una crucial doble junta de accionistas (ordinaria y extraordinaria) para el futuro de la empresa.
Además de aprobar las cuentas del corto ejercicio 2018, cerrado con un beneficio de 1,1 millones de euros, el consejo solicitará la urgente necesidad de una inyección de capital de 200 millones de euros para seguir reforzando el proyecto.
Quedan los 30 millones de CaixaBank
No queda otra. Gastados los 100 millones logrados en la salida a Bolsa del pasado mes de octubre, la socimi solo cuenta con los 30 millones de euros de la póliza puente otorgada por CaixaBank el pasado 7 de febrero. A todas luces, insuficientes para acometer las reformas comprometidas en los edificios adquiridos y, además, seguir comprando nuevos activos.
Como la propia socimi apuntaba en la presentación de resultados, el dinero es necesario para cerrar la compra inmediata de oficinas en Madrid, por importe de 225 millones de euros, y de otros inmuebles por 675 millones para adquisiciones futuras, sobre los que el equipo que dirige Herrera-Oria anda en una fase de análisis avanzado.
Ojo echado a inversiones por 1.500 millones
Además, añaden que le han echado el ojo a otros edificios, sobre los que todavía no se han recabado todos los datos, por otros 600 millones. Total, edificios entre manos por valor de 1.500 millones de euros para, a partir de ahí, alcanzar el objetivo recogido en el folleto con el que Herrera-Oria acudió a los mercados para captar 300 millones, que finalmente se quedaron en 100, y gracias a que él y su equipo pusieron de su bolsillo 14 millones, el 14% del capital.
Ahora, ante la ampliación --que aprobará la junta el próximo 21 de marzo-- tanto el vicepresidente y CEO de Árima, como los seis miembros del equipo gestor, que aportaron 3,15 millones de euros para tomar el 3,15%, se enfrentan a una gran disyuntiva.
Acudir a la ampliación o reducir la presencia en el capital
Acudir a la ampliación para mantener la actual posición de capital, o no hacerlo y, caso de que los inversores suscriban la totalidad de los 20 millones de acciones nuevas, diluirse un 67%, hasta reducir el actual 14% al 4,7%. Herrera-Oria pasaría del 11% al 3,6%.
Si deciden acudir, y la ampliación se cubre --algo que parece difícil como la propia empresa reconoce al prever que la suscripción será “incompleta”-- los siete directivos perderían todo el dinero que se embolsaron tras la fusión de Axiare con Colonial.
Las cuentas de Herrera-Oria
En el caso de Herrera-Oria, las cuentas están claras. Entre unas cosas y otras, entre la salida a Bolsa de Axiare en 2014 y la absorción por Colonial en 2018, el directivo recibía 32 millones de euros en sueldos, bonus, la conversión en efectivo de las acciones acumuladas y su parte en la comisión de 36,4 millones que, tras la salir adelante la operación de Colonial, se repartió con siete directivos y el resto de la plantilla.
A partir de aquí, y tras los 11 millones aportados en octubre, el CEO de la compañía debería aportar otros 22 millones para mantener su actual 11%, con lo que prácticamente en un año se quedaría sin el dinero que había recabado con Axiare.
Deuda, alternativa o complemento
La alternativa o complemento a la ampliación es tirar de deuda, a sumar a los 30 millones de póliza puente firmada con CaixaBank. Una situación que la propia empresa contempla, al apuntar que mantiene conversaciones muy avanzadas con otras entidades para la firma de préstamos adicionales.
Pero se trata de una operación muy arriesgada. Obligaría a hipotecar ya los 4 activos adquiridos y asumir costes financieros excesivos para unos ingresos que todavía resultan muy escasos.
Las acciones siguen estancadas
Mientras tanto, y a la espera de que, como es previsible, la junta autorice al consejo ejecutar la ampliación y determine, en su caso, la prima de emisión, las acciones de Árima siguen estancadas entre 9 y 9,5 euros, sin acercarse en ningún momento a los 10 euros con los que debutaba en el parqué el pasado 23 de octubre.
Aunque el aumento de la presencia de UBS, del 8,56% al 9,15%, y la llegada del fondo BSMA, con el 1,3%, lograban romper esa barrera y llevar la cotización de la socimi hasta 9,66 euros, el pasado martes volvía a caer a 9,4 euros, de donde no se ha movido en las tres últimas sesiones.