Desde hace tiempo se cruzaban apuestas sobre si Mario Draghi subiría los tipos de interés en la eurozona antes de abandonar la presidencia del Banco Central Europeo (BCE) el próximo 31 de octubre. Quien lo hiciera, creyendo que lo haría, habrá perdido.
Hasta ahora, en sus últimas comparecencias de los primeros jueves de cada mes, el italiano había escurrido el bulto, dejando entrever que una primera subida de tipos podría llegar durante 2019, tres años después de que en marzo de 2016 se situaran en el 0%, pero este jueves las pocas dudas existentes quedaban disipadas.
Empeora la situación económica
Draghi se irá sin subir tipos en sus ocho años de mandado y tampoco parece que lo vaya a hacer su sustituto o sustituta en sus dos primeros meses de mandato, con lo que no lo harían hasta bien entrado 2020 en el mejor de los casos, porque, a la vista del panorama pintado por el jefe del Eurobanco, la situación económica en Europa empeora a pasos agigantados.
Así, en tan solo tres meses, las previsiones de crecimiento e inflación han saltado por los aires, con el PIB aumentando solo el 1,1% en 2019 –seis décimas menos de lo previsto en diciembre–, y los precios alejándose cada vez mas de ese umbral del 2%, en el que Draghi lleva años pensando como una ratio necesaria para sustentar esa ansiada subida de tipos, la primera desde 2011, antes de que el italiano llegara a la presidencia del BCE.
Inflación, cada vez más alejada del 2%
Y es que, con la nueva revisión del cuadro macroeconómico, el BCE aleja todavía más la inflación de ese 2%. Ahora la fija en el 1,2% este año, en el 1,5% en 2020 y en el 1,6% en 2021.
Las consecuencias en España del nuevo escenario pintado por el BCE van a poner en serios aprietos la consecución de los planes estratégicos de entidades como Sabadell o Bankia, que habían supuesto que el euríbor a 12 meses se acercara a cero en 2018, se situara en positivo este año y rozara el 1% en 2020. Nada más lejos de la realidad.
Nueva ronda de concentración
Situación que, además, abriría la puerta de par en par a una nueva ronda de concentración bancaria, no solo acotada a la fusión pendiente entre Liberbank y Unicaja –que podría ser finalmente a tres bandas si también entre Abanca–, sino, como algunos analistas vislumbran, con la entrada en juego de alguna de las grandes entidades más afectadas por el nuevo aplazamiento de subida de tipos.
En el caso de Bankia, el grupo financiero presidido por José Ignacio Goirigolzarri, el retraso en la subida de tipos –los más pesimistas ya no esconden su previsión de que no lo hagan ni siquiera en 2020– provocará que tenga que acometer una revisión a la baja del plan o retrasar uno o dos años el cumplimento de sus objetivos, comenta un analista a Crónica Global.
De 1.300 a 800 millones de beneficio en 2020, o menos
Hace exactamente un año, la entidad anunció, sobre la base de que el euríbor subiría al 0,29% en 2019 y al 0,73% en 2020, que terminaría ese último año de su plan con unos beneficios de 1.300 millones de euros.
Pero el retraso en la expectativas de subida de tipos llevaba hace unos semanas a los analistas a rebajar ese montante a poco más de 800 millones. Y serían menos si, como algunos barruntan, esa subida se aplaza sine die.
Previsiones del Sabadell, también tumbadas
Por lo que se refiere a Banco Sabadell, que sigue sin levantar cabeza en Bolsa tras el severo varapalo que hace unas semanas supuso el reconocimiento de un agujero de más de 600 millones en su filial británica TSB, no quiso ligar la consecución de objetivos de su plan 2018-20 a un endurecimiento de la política monetaria, aunque sí preveía un aumento de 100 millones de ingresos por cada incremento del 50 puntos básicos en el euríbor.
En ese sentido, las proyecciones realizadas por el banco presidido por Josep Oliu contemplaban que el euríbor a 12 meses en 218 se situará en un negativo del 0,11% y ya entrara en positivo en 2019, con el 0,29% y subiera al 0,94% en 2020. Previsiones que, como en el caso de Bankia, también han quedado tumbadas tras el nuevo cuadro macroeconómico pintado por el BCE.
El BCE insiste con las fusiones
A partir de aquí, con Bankia alcanzando un valor de mercado de 7.500 millones de euros y Sabadell hundido en una capitalización de tan solo 5.120 millones, las operaciones corporativas vuelven a cobrar peso, con el propio BCE insistiendo, cada vez con más ahínco, en la necesidad de que el sistema financiero europeo reduzca su tamaño, para que las entidades que queden sean más rentables y puedan estar mejor posicionadas para afrontar los profundos cambios que la revolución digital va a traer consigo.
De momento, el crecimiento de las comisiones y el recorte de los gastos –con permanente cierre de sucursales y despidos por miles de trabajadores– están sirviendo para equilibrar los márgenes del negocio, pero, sin subida de tipos y con crecimiento a la baja, la situación para algunas entidades se antoja complicada.