Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), la empresa presidida por la concejal de BComú Mercedes Vidal, ha esperado 21 días antes de sentarse a negociar con los sindicatos del Metro de la ciudad para evitar la huelga durante el Mobile World Congress (MWC). CGT, CCOO y UGT anunciaron a finales de diciembre que ante la negativa de la compañía de atender sus demandas laborales paralizaría el servicio durante varias horas en unas jornadas en que la movilidad en la ciudad es más compleja que nunca por la llegada masiva de congresistas.
Cabe tener en cuenta que las previsiones de la organización es que la feria tecnológica atraiga a más de 107.000 personas. De forma habitual se habría reforzado el servicio, pero el Ayuntamiento encabezado por Ada Colau deberá habilitar ahora un sistema alternativo para sortear la protesta de los trabajadores del suburbano. Los sindicatos de la compañía aseguran que, hasta la fecha, no ha realizado ningún movimiento para evitar lo contrario.
Mediación
Este martes se verán en el acto de mediación que el Tribunal Laboral de Cataluña celebra antes de cualquier huelga. Con todo, las partes se muestran pesimistas para alcanzar un punto de encuentro durante el diálogo.
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona y su concejal de Movilidad, Mercedes Vidal, presidenta de TMB / CG
Por parte de los sindicatos se da por sentado que la reunión servirá únicamente para fijar unos servicios mínimos. Intentarán que sean lo más limitados posibles. En cuanto a la afectación real de la protesta, que se prolongará durante dos horas en cada uno de los turnos, sí que hay optimismo entre los representantes de los trabajadores en conseguir un seguimiento masivo. Muestra de la mala relación que la dirección de TMB ha mantenido en la última legislatura con la plantilla del suburbano.
Debate sobre el amianto
Los sindicatos acusan tanto a Vidal como al resto de la cúpula de la empresa pública de negarse incluso a sentarse con ellos para escuchar sus reivindicaciones. Consideran que es muy grave, especialmente ante un debate como el actual. Existe preocupación en la plantilla del Metro por los efectos sobre la salud de los trabajadores que ha causado el amianto que han detectado tanto en los trenes como en las estaciones de la red del suburbano.
No es el único motivo que lleva a la convocatoria de los cuatro días de huelga. También se protesta por los despidos que la dirección de TMB ha dejado entrever que llevará a cabo cuando culmine la sustitución de las puertas de las estaciones de metro por otras que sean automáticas.
Personas encerradas en las estaciones
Los trabajadores explican que no se quieren oponer a una modernización del suburbano de Barcelona en este sentido, pero consideran que el trabajo de los vigilantes es necesario. Más, cuando en las pruebas piloto que se han realizado en los últimos meses se han producido diversos casos de personas que se quedaban atrapadas dentro de las estaciones. Pasajeros que se demoraban tras el paso del último convoy y que no han podido salir de la calle porque nadie ha comprobado que la estación estuviera vacía antes de cerrarla.
Los últimos motivos son los despidos improcedentes que aún se producen en el suburbano y la gestión de la bolsa de empleo de verano, ya que el comité de empresa considera que los ejecutivos nombrados por el Gobierno de Colau son muy poco respetuosos con los temporales. Señalan que pasan meses hasta que esclarecen cuál será su futuro.
Paros de hace dos años
El Ayuntamiento de Barcelona podrá recurrir al plan que activó hace dos años, cuando los trabajadores del Metro hicieron una huelga por el bloqueo del convenio colectivo durante el MWC. Se intentó minimizar al fletar autobuses lanzadera desde los principales hoteles de a ciudad, aunque no se evitaron las molestias de los congresistas y el cabreo del organizador, GSMA.
Ahora, el consistorio ha suspendido de nuevo en la gestión del conflicto laboral en el Metro.