Luis López de Herrera-Oria, el que fuera promotor de la lucrativa socimi Axiare, por la que obtuvo un beneficio de 32 millones de euros tras ser absorbida por Colonial, ya barruntaba que el intento de nuevo pelotazo ideado con otra sociedad, Árima, no iba a resultar nada fácil, ante la escasa captación de fondos recabados en la salida a Bolsa, reduciendo a 100 millones los 300 previstos inicialmente.
Y, ahora, el empresario ha comprobado la cruda realidad actual del mercado, al certificar que la situación nada tiene que ver con la que se daba hace cuatro años. Menos activos disponibles y, sobre todo, mucho más caros.
Subida del 60% en 4 años
Tras captar 360 millones de euros, entre julio y noviembre de 2014 Axiare pudo adquirir edificios de oficinas con una superficie alquilable de 50.000 metros cuadrados y 937 plazas de garaje. La operación tuvo un coste de 130 millones.
Ahora, con los 100 aportados por los inversores, Árima tan solo ha sumado 26.724 metros cuadrados y 460 plazas de aparcamiento. O sea, en cuatro años los precios han subido casi un 60%.
Sin capital para nuevas compras
Con la adquisición de estos cuatro edificios de oficinas en Madrid, como ya se preveía --existía el compromiso de invertir lo captado en un plazo máximo de 9 meses--, la socimi se ha quedado sin liquidez suficiente para afrontar nuevas compras. De esta manera, no queda otra que endeudarse o ampliar capital. Un capital que hace tan solo tres meses se mostró remiso a apostar por la nueva socimi.
Y para colmo de males, la compra de los inmuebles no ha tenido repercusión alguna en la cotización. Árima sigue transitando por el Mercado Continuo con más pena que gloria, con la mayoría de las sesiones sin variación alguna por falta de volumen de negociación.
Cotización varada
Terminaba el ejercicio 2018 en los mismos nueve euros en los que cerraba el pasado 23 de octubre, cuando se estrenaba en Bolsa, con un 10% menos del valor fijado para la irrupción en el parqué. Y ahí sigue tres días después. Ni siquiera el contrato de liquidez firmado en noviembre con JB Capital Markets, la sociedad de valores dirigida por Javier Botín --hermano de Ana Botín, presidenta del Banco de Santander--, ha posibilitado que los inversores tomen posiciones en la socimi.
De seguir en este ostracismo bursátil, resultará muy complicado que Árima pueda ampliar capital, hasta alcanzar los 300 millones de euros que inicialmente se pretendían captar, y tampoco se dan las circunstancias adecuadas para acudir a las entidades bancarias en busca de financiación.
Faltan 14 millones para cerrar las primeras compras
Tan poco fue el dinero recabado por Árima en su salida a Bolsa que ni siquiera le ha alcanzado para cerrar, de manera definitiva, la compra de los edificios de oficinas de Madrid.
Tras los gastos derivados de la oferta pública de suscripción de acciones (OPS), quedaban en la caja poco más de 95 millones de euros. Insuficientes para hacer frente a los casi 111 millones comprometidos en esas operaciones.
Cuatro oficinas en Madrid
De hecho, tan solo ha comprado, de manera efectiva, un edificio en la esquina de María de Molina con Príncipe de Vergara y otro en la confluencia del paseo de la Habana con la avenida de Alfonso XIII, donde el equipo que dirige Herrera-Oria tiene previsto realizar una rehabilitación, a partir de 2020, en una operación concertada llave en mano de compra y arrendamiento.
Por ambos activos, con 6.524 metros cuadrados alquilables y 72 plazas de garaje, se pagaban 31 millones de euros y se comprometían otros 4,8 en la reforma.
Cerca del aeropuerto
La compra efectiva de los otros dos inmuebles de oficinas, situados en la zona noreste de la capital, en la zona próxima al aeropuerto Madrid Barajas-Adolfo Suárez se ha pospuesto para su cierre durante el presente mes de enero. De momento, solo existe un compromiso de adquisición por 63 millones de euros por una superficie bruta alquilable conjunta de 20.200 metros cuadrados y 395 plazas de aparcamiento.
Mientras tanto, el accionariado de Árima permanece estable. Con Herrera-Oria y su equipo directivo sumando el 14%, Bank of Montreal, Morgan Stanley, Pelham y UBS acumulando el 38,3%, con participaciones cercanas al 10%, y el presidente de Porcelanosa, Héctor Colonques, con otro 5%. El último accionista significativo en sumarse ha sido la socimi Mistral Iberia, controlada por el gestor Juan José Álvarez.