Moritz luce en su publicidad el hito de ser una de las marcas de cerveza más antiguas de Cataluña, pues se fundó en 1856. En su palmarés también descuella un baldón: es una de las firmas del ramo que más pérdidas consecutivas viene arrojando. La empresa tiene de propietaria a la familia zaragozana Roehrich, descendiente del alsaciano Louis Moritz, que arribó a Barcelona en 1851.

Esta saga, propietaria de potentes negocios cerveceros en la capital aragonesa, tuvo la infeliz idea de nombrar en 2004 director general a Albert Castellón Claramunt, declarado independentista.

Desvaríos gerenciales

El tal Castellón cometió un error imperdonable en todo gestor empresarial: asociar la marca a una opción política, en este caso el separatismo catalán.

La consecuencia de semejante delirio fue el estallido de campañas de boicot contra la marca. Su corolario es el desencadenamiento de un aluvión de pérdidas consecutivas que los ejecutivos de la empresa no consiguen eliminar de sus balances. Hasta 2020, no se prevé que afloren los primeros números negros.

Reaparición en el mercado

Los Roehrich expulsaron sin contemplaciones a Castellón en 2016. El directivo fundó entonces la sociedad Wedo Partners, para dedicarse a prestar servicios de publicidad, relaciones públicas y organización de eventos.

La nueva Moritz, tras su reaparición en el mercado en 2004, no ha transitado por una alfombra de rosas, porque cambiar la percepción de los consumidores no es tarea fácil.

Inyecciones

En 2017, un año más Moritz sigue en la senda deficitaria. El saldo asciende a 4,9 millones antes de impuestos, esto es, un 63% más que el año anterior.

Para colmo de males, tras unos años de ventas al alza, en 2017 menguaron. En la tabla anexa se muestra la evolución de la compañía en el último lustro.

El déficit de 2017 hunde los fondos propios hasta 459.000 euros. Por ello, los Roehrich hubieron de rascarse otra vez el bolsillo e insuflar más recursos frescos para enderezar los estados financieros. En esta oportunidad han sido 3 millones, que elevan a 28 millones el numerario aportado en los últimos ejercicios.

MORITZ EN CIFRAS (en millones de euros)
Año Giro Resultado
2017 18,8 -4,9
2016 19,2 -3
2015 17,8 -3,7
2014 15,6 -3,4
2013 13,3 -3

Historia aciaga

Cervezas Moritz abandonó el mercado en 1977 y se refundó en 2004. El final de la marca en los años setenta fue verdaderamente lamentable. Hacia 1968 el poderoso grupo francés Dreyfus entró en el accionariado de Moritz, lo que desencadenó la dimisión de los consejeros Dexeus Trías de Bes, Masó y Monzó.

Los de Dreyfus, de la mano de la Banca Catalana de Jordi Pujol, que era otro accionista importante, fusionaron entonces Cervezas Lamot y Moritz en la empresa Cervezas de Barcelona. A la sazón, Moritz tenía sus instalaciones productivas en la calle Casanova, esquina a Ronda de Sant Antoni.

Quebrantos y cierre

Hubo de abandonarlas e instaló una moderna factoría en Parets del Vallès, junto a la autopista de Barcelona a Girona. El presidente era por aquellas fechas el financiero Salvador Casanovas Martí, hombre de confianza de Jordi Pujol y uno de los pesos pesados de Banca Catalana, de cuyo consejo formaba parte.

La gestión fue un completo desastre. Cervezas de Barcelona no supo o no pudo encontrar su sitio y cosechó pérdidas copiosas. En 1977 echó el cierre definitivo. En la aventura había perdido nada menos que 400 millones de pesetas.

Saldos Impagados

Doce años después del descalabro todavía Hacienda le perseguía para cobrar los saldos impagados.

Curiosamente, ahora el fisco también acosa a la resurgida Moritz. En junio de 2017 Hacienda le extendió un acta de la que resulta una cuota tributaria de 319.000 euros por el IVA de 2012 y 2013, más 62.000 euros en concepto de intereses.