El Gobierno de Austria ha rebajado a la baja los objetivos de reducción de emisiones de CO2 de coches y furgonetas que fijó la semana pasada el Parlamento Europeo. El Ejecutivo de Sebastian Kurz, líder de la extrema derecha en el país y que este semestre ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea (UE), ha puesto sobre la mesa de los ministros de Medio Ambiente una hoja de ruta para llegar a un recorte del 35% en 2030. A medio camino entre las propuestas de la Comisión y de la Eurocámara.
Los representantes de los 28 valorarán este martes en Luxemburgo la iniciativa. La decisión que tomen al termino de la reunión será clave para fijar el nuevo plan ecológico que implicará un cambio de rumbo de la industria de la automoción. Se acelerará la transición de los motores de gasolina o diésel al coche eléctrico, cuestión que ha sido contestada por parte de las principales patronales del sector.
Apoyo de España
España ya ha mostrado públicamente su apoyo a la iniciativa austríaca. La ministra para la transición Ecológica, Teresa Ribera, ha afirmado que se trata de un “compromiso” que va en la buena dirección. Ha señalado que el Gobierno de Pedro Sánchez tiene una “posición clara con respecto a la necesidad de incrementar el nivel de ambición en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en este sector”. Aunque destaca que es necesario que el reto sea “consensuado por todos”.
Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica
El pacto que se cierre este martes entre los ministros marcará la posición de los Estados Miembro para poder iniciar las negociaciones con la Eurocámara. Se espera poder fijar las bases de la futura política ambiental de la UE en los escasos siete meses que le quedan a la legislatura de Jean-Claude Juncker y su Colegio de Comisarios.
Francia y Alemania
Ribera ha reivindicado antes de iniciar la reunión que España tiene una postura “intermedia” entre Francia, uno de los países más ambiciosos ante el reto ambiental, y Alemania, a la cabeza de los que piden ser más realistas y fijar objetivos realistas. Las posiciones en la negociación están vinculadas en gran medida a la importancia de la industria automovilística que existe en los territorios.
El sector de la automoción aporta aproximadamente el 12% del PIB español. Marcas como Seat, Volkswagen, Nissan, Peugeot o Ford cuentan con factorías en el país y los motores eléctricos aún son testimoniales en las líneas de montaje. Por ello, desde la patronal del sector, Anfac, se han encendido las alarmas.
Petición de Anfac
La organización ha pedido un encuentro con Ribera y su homóloga en Industria, Reyes Maroto, para trasladarle su “enorme preocupación” por la “orientación que está tomando el debate” sobre los objetivos de reducción de emisiones. Anfac reclama un “equilibrio razonable” entre los retos medioambientales y el mantenimiento de la “competitividad” del sector.
“España no puede vivir al margen de este proceso de cambio tan profundo”, ha certificado la ministra desde Luxemburgo. Ribera ha reivindicado la “corresponsabilidad” de las instituciones públicas y la industria para conseguir mejorar la salud pública con la reducción de las emisiones.
También ha recordado que la industria automovilística española es muy potente, pero que las “casas matrices” de los principales fabricantes del país “están en Francia y Alemania”. Dos socios tradicionales a la hora de definir políticas industriales de la UE que ahora están enfrentados. El Gobierno del país intenta quedarse a medio camino.