“El contactless ha sido la gran revolución en los medios de pago”. El consejero delegado de Caixabank Payments, Joan Morlà, explica que la introducción de esta tecnología ha permitido “avanzar de forma muy significativa en la digitalización” de las formas en que se compra. Los consumidores han roto una barrera casi psicológica y ya no hay reparos en acercar el móvil, el reloj o incluso las pulseras adaptadas con esta tecnología a los datáfonos. Pero inmersos en una vorágine de innovación tecnológica que avanza sin descanso, se indica que a cinco años vista se impondrá otra realidad en las transacciones: la de los pagos invisibles.
“Es una experiencia parecida a cuando subes a un Uber”, explica el director de producto de Global Payments, Frank Young. El usuario interactúa con la plataforma tecnológica de la aplicación para reservar el viaje pero “nunca saca dinero en metálico ni las tarjetas de crédito” a la hora de pagar. Llega a su lugar de destino y se le ha abonado el coste del desplazamiento mediante una transferencia directa desde su número de cuenta. Todo, mediante una automatización a la que se ha dado el visto bueno.
Inteligencia artificial
Young detalla que la realización de este pago invisible está muy vinculada con la implosión de otra tecnología: la inteligencia artificial. Los avances en este campo han llevado a que sea una realidad usar la identificación facial a través de cámaras para desbloquear un dispositivo móvil, como ocurre con las últimas generaciones de iPhone. Incluso las entidades financieras permiten validar transacciones en las aplicaciones que han desarrollado para estas plataformas, aunque sean sistemas en constante evolución.
El ejecutivo de Global Payments describe un escenario en que esta tecnología se expandirá. “Podremos entrar en el metro o en el autobús sin tener que pagar con una tarjeta”, señala, “se abonará el viaje mediante reconocimiento facial”. Amazon ya ha iniciado las primeras experiencias en este sentido con una prueba piloto en supermercados de EEUU.
“El cliente lo que quiere es comprar, no pagar”, afirma Morlà: “Trabajamos para lanzar soluciones para que el hecho de pagar sea lo más invisible”.
El ‘contactless’ continúa
Para Young, en cinco años este sistema ya será una realidad. Otra cuestión es que esté popularizada hasta el extremo de desplazar otras metodologías para adquirir un producto o servicio. El ejecutivo de Caixabank detalla que en esta ventana de tiempo aún esperan “muchos pagos con tarjetas contactless en Europa”. Las estimaciones de la entidad es que representen aproximadamente “el 50% de las transacciones con soluciones más integradas en el día a día del cliente”.
Con todo, advierte de que no se habrá derrotado al cash. “Seguimos estando muy lejos de ello”, señala como la gran asignatura pendiente del sistema. Reconoce que se ha avanzado de forma muy destacada en “los últimos dos o tres años” en mejorar la experiencia que se ofrece tanto a los consumidores como a los comercios que usan esta tecnología, pero pide “iniciativas globales de apoyo al medio de pago electrónico por parte de todos”.
Retos de seguridad
Desde el punto de vista de los usuarios, otra de las grandes cuestiones que estarán a la orden del día son los avances que se han dado en seguridad. “Los sistemas de pago basados en tecnología EMV y en tokenización son seguros”, manifiesta el directivo de Caixabank. Destaca que la tecnología ayuda a “poder tener mejores estándares de seguridad y mayor información en tiempo real”. Además de propiciar la desaparición de la banda magnética en nuestro país, “una medida de reducción de fraude importante”.
Young apuesta por ir más allá en esta estandarización y pactar, directamente, unos sistemas de pago que sean iguales para todos los actores. “Actualmente hay muchas fórmulas para hacerlo y resultan confusas para los consumidores”, declara. Desde el contactless al uso de plataformas como Pay Pal. Él mismo identifica el problema que impide llegar a este escenario: “La tecnología avanza tan rápido que en al año en que se tarda en poder pactar un estándar ya han salido otras tres innovaciones”.
Diferencias por edad
Todo ello, en un ecosistema en el que sólo en 2015 se comercializaron en todo el mundo 15.000 millones de móviles. “Supera en nueve veces el número de nacimientos globales”, apunta Young. Y en que se ha alcanzado una distancia abismal en los sistemas de pago a los que accede un joven de 18 años, una persona de 22 y otra de 60. “Eso no ocurría cuando empecé mi carrera laboral”, declara el ejecutivo de Global Payments.
La innovación no se detendrá y se espera que la evolución aún separe más a estos grupos de edad. Por ahora, el único sistema que está claro que resistirá a la vorágine de cambios es el dinero en metálico. El escenario futuro que se perfila es que vaya a menos, pero que aún persista.