La locura en la que ha instalado el magnate ruso Mikhail Fridman al grupo de supermercados Dia sigue in crescendo. Las minusvalías latentes que acumula por hacerse con el 15% del capital que ya obra en su poder se elevan a 225 millones.
Cerca ya del 60% de los 400 millones invertidos para adquirir, entre junio de 2017 y enero de 2018, algo más de 93 millones de acciones. Y, a la vista de la caída en picado de la cotización, estas pérdidas potenciales seguirán aumentando.
Minusvalías provocadas
Minusvalías que, aunque parezca absurdo, están siendo provocadas por el propio Fridman, junto a Goldman Sachs, el banco de inversión que actúa de intermediario y guardián de las opciones de compra comprometidas por el inversor ruso de origen ucranio. Se trata del peaje a pagar para lograr el gran objetivo de quedarse con la compañía al precio más barato posible.
Cuando a finales de julio de 2017, Letterone, la sociedad luxemburguesa a través de la que Fridman vehicula sus inversiones, comunicaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que había comprado un 3% de Dia, los 18,67 millones de acciones le costaron 97 millones al pagar por los títulos un precio unitario ligeramente superior a 5 euros.
Desembolso de 300 millones en enero
Posteriormente, en enero de este año, abonaba otros 300 millones por hacer efectiva la adquisición de otros 74 millones de acciones, equivalentes al 12% del capital de la cadena de distribución todavía presidida por la hispano-venezolana Ana María Llopis y dirigida por Ricardo Currás, consejero delegado.
El 7% correspondía a la ejecución de la opción de compra pactada en julio de 2017, mediante el acuerdo colateral firmado con Goldman Sachs. Y el otro 5% comprado en el mercado. En esos momentos, los títulos de Dia estaban en torno a 4 euros, con lo que el desembolso de Fridman ascendió a unos 300 millones.
Y de otros 180 millones en noviembre
Ahora, con la vista puesta en ese 2 noviembre, la fecha en la que vence el nuevo acuerdo colateral firmado con Goldman Sachs para certificar la compra de un 10% adicional y otro 5% que el banco de inversión ya le tiene reservado, el inversor ruso ya sabe a qué atenerse. Ese adicional 15% le va a salir a Fridman por un precio que, a falta de los últimos ajustes, estaría en torno a los 180 millones, menos de la mitad de lo que pagaba por el primer 15%.
En números redondos, el nuevo accionista de control de Dia pagaría unos 600 millones por el 30% de la cadena. A partir de aquí, y jugando con los tiempos, que sitúan la fecha de enero de 2019 como la más rentable para que Letterone lance la OPA, toca seguir con la estrategia, aparentemente suicida, de llevar la acción a los niveles más bajos posibles.
Goldman Sachs frena las compras
De momento, y para no superar en la práctica ese umbral del 30% que obligaría a lanzar la compra del 70% restante, Goldman Sachs ha parado la compra de instrumentos financieros. Esos derivados a futuros que está salvaguardando para que su socio Fridman los canjee por acciones cuando resulte conveniente.
Así, desde el pasado 17 de julio, Goldman no ha movido su posición en Dia, anclada desde entonces en el 14,53%, que sumado al 15% de derecho de voto reales que ya tiene el inversor ruso, dejarían la participación conjunta en el 29,53%. A tiro de piedra de la OPA.
Mientras tanto, los inversores bajistas siguen poniéndose las botas con su operativa a corto en el grupo de supermercados, y, tras las últimas operaciones, las posiciones cortas en Dia caminan hacia el 18% de su capital.