La pinza Fridman-Goldman Sachs sigue haciendo de las suyas en esa operación conjunta de acoso y derribo por tomar el control de Dia, la cadena de supermercados española, en la que el magnate ruso ya acapara de facto el 25% y roza el 30% que le obligaría a lanzar una OPA.
El último movimiento resultaba de lo más estrambótico, al provocar que la cotización del grupo de distribución llegara a subir un 14% tras conocerse el peor resultado de su historia: un beneficio de solo 6 millones de euros en el primer semestre de 2018, un 89% menos que un año antes. “Ha sido el periodo más duro para el grupo desde que salió a bolsa”, afirmaba su todavía consejero delegado, Ricardo Currás.
¿Cómo es posible que, ante este raquítico beneficio provocado por la caída de ventas y un aumento de la deuda financiera hasta 1.230 millones de euros, Dia se disparara en bolsa?
Goldman Sachs hace y deshace
No hubo que esperar mucho para comprobar cómo detrás de ese atípico movimiento se encontraba la mano de Goldman Sachs, el banco estadounidense que está actuando como punta de lanza del inversor ruso Mikhail Fridman en esta operación de toma de control de la compañía todavía presidida por Ana Maria Llopis.
La secuencia de esta última operación de ingeniería financiera es como sigue. El pasado miércoles, 25 de julio, un día antes de la presentación de resultados, Dia cerraba con la acción en 2,072 euros.
Grandes altibajos de la acción para quedarse igual
Al día siguiente, tras los resultados, la cadena se disparaba hasta casi 2,3 euros. Una subida del 10,4% que proseguía al inicio de la sesión del viernes, hasta 2,35 euros, con un aumento acumulado del 14%. A partir de aquí, vuelta a la realidad. La semana bursátil acababa para Dia con otro retroceso del 9,35%, que dejaba los títulos en un valor unitario de 2,075 euros. Lo mismo que valían dos días antes.
Por el camino, los acuerdos de Goldman Sachs con los inversores bajistas en Dia volvían a reactivarse y hacer de las suyas. Hasta el pasado 20 de julio, las posiciones cortas llegaban al 17,28% de su capital y una semana después ya rozaban el 17,5%. La rentabilidad de estas operaciones especulativas requiere de estas grandes subidas y bajadas.
Currás no sabe dónde meterse
Y mientras Goldman jugaba a su antojo con Dia, el consejero delegado, Ricardo Currás, echaba mano de argumentos peregrinos para justificar esos 6 millones de euros de ganancia semestral, que ya amenazan incluso el dividendo con cargo a los resultados de 2018.
Para mantener la retribución abonada en 2017, el beneficio del segundo semestre debería superar los 100 millones de euros. Todo lo que no sea llegar a esos niveles comportaría una reducción del dividendo o tirar de reservas voluntarias para pagarlo. Ya el pasado ejercicio, estas reservas cubrieron el 20% del abono a los accionistas.
Plan estratégico en octubre, con Fridman al acecho
Entre esos argumentos de los que echaba mano Currás, antes de que en octubre se presente el nuevo plan estratégico –cuando Fridman esté a punto de ejercer la opción de compra para llegar al 25%--, algunos son muy curiosos.
Como que, en el primer trimestre, llovió mucho en España, y eso retrajo a los compradores. Y, ahora, que el verano no está siendo lo bastante caluroso para incentivar la venta de bebidas frías. Tampoco ayudó la huelga del transporte en Brasil o la devaluación del peso argentino.