La compañía patrimonial Galma, perteneciente a Alberto Palatchi Ribera, se ha transformado en menos de un año en una de las corporaciones privadas más capitalizadas del país. El balance de 2017 presenta una solidez a toda prueba y una holgada tesorería, a la vez que una total carencia de endeudamiento bancario.
Las cuentas del ejercicio reflejan el fuerte impacto de la enajenación de Pronovias. Galma embalsaba, entre otros activos, el 100% del capital de la firma de vestidos nupciales. El pasado 2 de octubre, Palatchi firmó la venta de un 90% de Pronovias al fondo BC Partners.
Lejos del proceso soberanista
Esta operación supuso para Galma un ingreso neto de 445 millones. Gracias a este aporte, la cuenta de resultados de la patrimonial arrojó en 2017 un beneficio final de 521 millones. El año anterior la ganancia se había cifrado en 62 millones.
Galma se constituyó en 1976. Hasta el pasado año estuvo domiciliada en El Prat de Llobregat. A raíz de las amenazas secesionistas del gobierno de Puigdemont, el empresario decidió trasladar el domicilio a Madrid. Siguió así la estela de los varios millares de compañías catalanas que han puesto tierra por medio, sin billete de retorno.
Una excepción
Con esta mudanza, el firmamento societario de Cataluña pierde una de las más conspicuas compañías no cotizadas. Galma dispone de unos recursos propios de 1.182 millones, sobre un balance total de 1.203 millones. La tesorería y los fondos líquidos o de materialización inmediata se sitúan en 1.080 millones.
No abundan en esta comunidad las compañías sujetas al pleno control de una sola persona y que luzcan una capacidad financiera similar.
600 millones en sicav
Las cuentas de Galma, aparte de un 10% de Pronovias, engloban activos inmobiliarios por valor de más de 100 millones. Así mismo, incluyen dos sociedades de inversión o sicav, que al igual que su matriz están domiciliadas en Madrid.
Al cierre del pasado ejercicio, dichas sicav sumaban unos fondos de 532 millones y han seguido una evolución satisfactoria durante el presente año, de modo que ya rebasan con largueza los 600 millones.