“Alguien ha decidido que el sur de Europa es el área de recreo del resto”. La saturación turística que viven algunas ciudades de España ya no se pone en duda. Las administraciones municipales y autonómicas han empezado a reaccionar de forma discreta ante la masificación y sus efectos, mientras que los movimientos asociativos fortalecen su lucha y alzan más su voz.
Los problemas que se notan, tanto en el norte como en el sur, son comunes, aunque la intensidad es diferente. Barcelona, Palma, Sevilla y San Sebastián son algunas de las ciudades que más visitantes reciben y que se han organizado para combatir la saturación turística. Han creado, junto a otras 12 zonas, la red Sur de Europa ante la Turistización (SET). Es en esta área del continente que los países comparten condiciones socioeconómicas y, por tanto, el impacto del turismo es similar.
Miembros de la red Sur de Europa ante la Turistización (SET), en su primer encuentro en Barcelona / CG
Un modelo “insostenible”
“El problema es el modelo, que es insostenible. Fallan las tres vertientes: la económica, la social y la medioambiental”, indican fuentes de la asociación Ciutat per a qui l’habita, no per a qui la visita (Ciudad para quien la habita, no para quien la visita) de Palma (Mallorca). El objetivo de este grupo de asociaciones de varios territorios es coordinarse, presionar, hacer propuestas y difundir lo que considera un modelo que “está terminando con las ciudades”.
El alquiler turístico y su efecto sobre el acceso a la vivienda es la principal preocupación en todos los territorios que forman parte de la red –que también incluye áreas de otros países, como Venecia, Malta, Florencia y Lisboa–. Además, destacan la precarización del mercado laboral, el impacto sobre el medio ambiente, la cantidad de cruceros, el transporte público, el comercio y la saturación de las ciudades.
Alquileres por las nubes
El acceso a la vivienda es uno de los principales problemas que identifican las asociaciones de vecinos y entidades sociales que forman la red. La atención se centra en este punto en el alquiler turístico, que, según la SET, no solo ha disparado los precios de los pisos, sino que también disminuye la oferta disponible. Es el principal problema en San Sebastián, como indica Markel Ormazabal, miembro de la asociación Bizilagunekin ("con las vecinas", en vasco).
Atribuye el boom turístico en la ciudad de los últimos años al “cese de la lucha armada de ETA y a la estrategia demoledora por parte del gobierno de internacionalizar la región vasca”. En Donostia, tienen la calle más cara del Estado. La situación se agrava por las pequeñas dimensiones del núcleo urbano, de 180.000 habitantes.
Regulación de los pisos turísticos
La actuación de las administraciones es todavía tímida. La Junta de Andalucía creó hace dos años un registro de viviendas destinadas al alquiler turístico. Según los datos de Cactus (Colectivo-asamblea contra la turistización de Sevilla), en la ciudad hay 7.500 apartamentos turísticos en total. De ellos, solo 2.700 (un 38%) están registrados. El ayuntamiento asegura que no es su competencia y que la “turistización” no constituye un problema.
Palma es otra de las ciudades en las que se ha regulado la actividad del alquiler turístico. Antes de 2017, no se contemplaba el arrendamiento vacacional de las viviendas plurifamiliares. Ahora, se ha establecido una limitación para los edificios de varias viviendas más o menos estricta en función de la zona. Ciutat per a qui l’habita calcula que un 90% de la oferta en la capital balear es ilegal.
El Govern de les Illes Balears ha impulsado otras medidas, dirigidas a preservar el medio ambiente y teniendo en cuenta el impacto del turismo. La nueva regulación para limitar la entrada de vehículos de gasolina y diésel es un ejemplo. A ésta se suma un proyecto de ley que tiene como objetivo poner fin a los productos de un solo uso, como las cápsulas de café, las pajitas, los bastoncillos y los cartuchos de impresora.
El caso de Barcelona
En el ámbito municipal, el ayuntamiento que más regulaciones para combatir la saturación turística ha promovido es el de Barcelona. “Tenemos el gobierno municipal que ha mantenido una posición más clara contra la masificación, pero el nivel de turistización es también el más alto”, según Daniel Pardo, miembro de la Assemblea de Barris per un Turisme Sostenible (ABTS) de la capital catalana. Aunque valoran “positivamente” las políticas sobre turismo de la alcaldesa, Ada Colau, consideran que a la práctica son “insuficientes”.
Pardo considera que estamos ante una “industria turística que explota la ciudad y no reporta beneficios en acorde o los distribuye mal”. La SET quiere cambiar la situación e incluso algunas de las asociaciones abogan por presionar en Bruselas. Aunque el grupo de asociaciones se encuentra en fase inicial, quieren reforzar la lucha con la unión de los territorios del sur de Europa. La presión a las administraciones será cabal. Según Ormazabal, “las instituciones parece que empiezan a moverse en temas de turismo, pero es más un lavado de cara”.