Grupo Vichy Catalán ha convocado la junta general ordinaria de accionistas el próximo 13 de junio. Un encuentro en el que se debe debatir una extraña operación societaria que el grupo presidido por Joan Renart pondrá sobre la mesa a lo largo de la sesión. El objetivo de este movimiento será el de incrementar las participaciones en el accionariado de los miembros del consejo de administración.
Así se incluye en el orden del día publicado este jueves, en el plazo de un mes antes de la reunión. Los Renart pedirán permiso a la asamblea para que el órgano directivo de la compañía “pueda adquirir acciones de la propia sociedad”. El capital social de la empresa se divide en 76 acciones, de 20.000 euros de valor nominal cada una. La autocartera incluye un solo título, representativo del 1,3% del capital. Se adquirió en 2014 por 740.000 euros.
Cierre de 2017
Los portavoces de la sociedad han declinado comentar la operación. Indican que hasta el día en que se celebre la junta de accionistas no pueden explicar nada de los puntos que se someterán a consideración de los dueños de la compañía. Con todo, apuntan que se trata de un asunto menor entre los que se plantearán durante la sesión.
El encuentro servirá para examinar y aprobar el cierre de 2017. La principal misión será la de aprobar las cuentas consolidadas del ejercicio, además del informe de gestión de Vichy Catalán.
Resultados anteriores
Consta también la habitual “aplicación del resultado”. El reparto de los posibles beneficios entre los propietarios de la compañía y decidir si se destina parte del montante a reservas. Además de determinar la “retribución del consejo de administración para el ejercicio 2018”.
Se debe tener en cuenta que Vichy Catalán sufrió el impacto de la caída de consumo derivada de la crisis, hecho que propició que sus cuentas entraran en números rojos. En siete años, las ventas descendieron el 23%. En 2015 la facturación consolidada rondó los 108 millones de euros, aunque el resultado final se mantuvo en una pérdida de casi 700.000 euros.
Las cuentas de la casa en 2016 reflejan una cifra de negocio de 115 millones y un beneficio de 3,1 millones.
Endeudamiento pesado
En el balance la compañía destaca su pesado endeudamiento con entidades bancarias, por importe de 90 millones. Semejante losa de pasivos generó un resultado financiero negativo de 2,4 millones.
En 2015, Vichy Catalán hubo de solicitar árnica a la banca y negoció el aplazamiento de sus deudas. El acuerdo está condicionado al cumplimiento de determinados ratios financieros. El grupo entero es garante del reembolso.
Frente a la masa de deudas, los recursos propios se limitan a 25 millones.
Estigma del nombre
Vichy Catalán luce hoy un estigma de difícil solución. Se trata del origen geográfico de la firma que campea en su razón social. Dados los tiempos que corren, no es precisamente la mejor tarjeta de presentación para cruzar el Ebro y colocar sus productos.
Tampoco ayuda la posesión del 1% que mantiene en Grup Serhs, de Arenys de Munt (Barcelona). Este conglomerado turístico, hotelero y logístico fue liderado desde su fundación por Ramon Bagó Agulló, fallecido el pasado mes de abril.
Participación en Serhs
Bagó fue toda su vida un separatista radical. Cuando presidía el Salón Internacional de Turismo de Cataluña, no tuvo empacho en proclamar que "el PP es el enemigo” y que habría “que matarlos a todos”. En dicho evento, llegó a colocar el pabellón de España en la lista de los destinos extranjeros que podían visitar los turistas, como si fuera un país distinto de Cataluña.
Vichy Catalán celebra su junta de accionistas en el tramo final del calendario que marca la Ley de Sociedades de Capital para reunir a los propietarios de una empresa. Un movimiento habitual en el grupo catalán que fundó en 1881 el doctor Modest Furest Roca.