Crèdit Andorrà está en una encrucijada. El banco presidido por Antoni Pintat debe capitalizarse, indican expertos en finanzas del Principado, pero la propia idiosincrasia de la entidad imposibilita el paso más sencillo para concluir este capítulo. Es decir, lanzar una ampliación a la que pudieran acudir los actuales propietarios de la entidad.
Un pool conformado por los grandes empresarios del Principado, todos ellos próximos al actual gobierno del país. Los Pintat Mas controlan el 22,2% de la propiedad, porcentaje al que sigue el 20% que está en manos de Maria Reig. Otra rama de la familia Pintat, los Pintat Santolària, cuentan con un paquete accionarial del 11,3%, mientras que los Casal Mor tienen otro 7,6%, la última participación destacable de Crèdit.
Problemas para acudir a la ampliación
El problema, según apuntan otros interlocutores cercanos al banco, es que no está claro que los ejecutivos andorranos pudieran acudir a esta ampliación que se recomienda. Las nuevas normas financieras de Andorra, que está inmersa en un proceso de transición hacia los estándares europeos, obligaron a la entidad a dejar de repartir dividendo para limitar el retroceso de la cuenta de explotación.
Cabe tener en cuenta que sólo en beneficios netos, el banco ha pasado de ganar 65 millones en 2016 a obtener un resultado de 50,1 millones al cierre del ejercicio pasado. Y la tendencia se ha mantenido en el inicio del ejercicio en curso, señalan los mismos interlocutores.
Reformulación de las cuentas
La nueva reformulación contable, a la que se dará otra vuelta de tuerca a finales de ejercicio con la entrada en vigor de la directiva de capital CRD IV, junto al fin del negocio tradicional de banca privada han mermado las cuentas de la entidad. Y eso ha propiciado que los dueños se quedaran sin una de sus principales vías de ingresos.
El nuevo consejero delegado, Xavier Cornella, tiene complicado diluir el actual reparto de capital y buscar nuevas inyecciones de liquidez en el mercado. ¿Para que necesita líquido el banco? Los presentes en la pasada junta de accionistas de Crèdit Andorrà, que tuvo lugar hace dos semanas, indican que entre las inversiones que se priorizan son la renovación de la plataforma tecnológica que empieza a quedar anticuada.
Multa del regulador
Ejecutar este proyecto es costoso y la actividad financiera recurrente no genera suficientes márgenes para poder reinvertir. Cornella puede intentar hacer caja con el 9% de títulos que aproximadamente tiene en autocartera, aunque existen discrepancias sobre este porcentaje incluso con el regulador financiero del país, el Instituto Nacional de Finanzas (INAF).
La institución presidida por Ramón López ultima una multa histórica contra el banco por los créditos que las familias que hasta ahora se sentaban en el consejo de administración contrajeron para comprar títulos de la entidad. Una operativa que se remonta a 2006, cuando Caixabank vendió su 46,35% que tenía en Crèdit por 927 millones, cifra que suponía valorarlo en unos 2.000 millones.
Salida de los accionistas históricos
Ahora se apunta a que parte de este pool de accionistas históricos está en un proceso de salida de la entidad, cuestión que los portavoces oficiales niegan de frente. El Independiente publicó que se ha encargado al banco de inversión Alantra la colocación ordenada del 40% del capital, porcentaje que según los interlocutores de Andorra se quedaría algo por debajo de este porcentaje. Incluso apuntan a que ya habría suscitado el interés de algunos fondos británicos.
Con todo, antes de que la operación llegue a buen puerto se espera disipar las dudas sobre el futuro de Crèdit Andorrà. Especialmente en la multa que está en camino. Incluso hay quienes contemplan que la colocación de parte del capital para hacer caja puede derivar en el proceso de fusión que se apunta desde hace meses en el Principado. Un cambio de dimensión de la plaza financiera que marcará definitivamente el punto y aparte en el sistema bancario del país.