Volkswagen está en pleno proceso de reestructuración. Herbert Diess ha tomado el testigo de Matthias Müller como consejero delegado del primer fabricante de vehículos del mundo y, aunque con los últimos resultados del grupo en la mano no parece que sufra estrecheces económicas, se ha lanzado a buscar liquidez. Y eso pasa por hacer caja con las marcas menos estratégicas (y rentables) para la compañía.
Ha sido el propio Diess quien ha puesto a tres firmas del consorcio en la casilla de salida en la junta general de accionistas que ha tenido lugar este jueves. La firma de transmisores Renk; el fabricante de motores diésel MAN Diesel & Turbo, una compañía que tendrá difícil colocación con la actual demonización a este tipo de tecnología; y la marca de motos Ducati. Es esta última con la que el grupo espera conseguir mayores márgenes.
Problemas con Ducati
Audi compró la marca italiana en 2012 por unos 860 millones de euros, cifra que incluía los 140 millones de deuda que arrastraba. Fuentes del sector señalan que la operación estaba más enmarcada en un intento de competir con el otro gigante del sector en Alemania con presencia destacada en el mercado de las dos ruedas, BMW, que en un intento real de ampliar su porfolio de productos.
Indican que el grupo ha tenido verdaderos problemas para rentabilizar la operación. No ha podido seguir los mismos pasos que con el resto de marcas de automoción que ha adquirido por razones obvias. La falta de sinergias junto a la necesidad de innovar de la firma ha disparado los costes, señalan los mismos interlocutores, y en el momento actual Volkswagen ha preferido sacar partido de la fortaleza de su nombre. Busca venderla al mejor postor.
Salida a bolsa de los camiones
El consorcio ganó 11.354 millones de euros en 2017, cifra que implica duplicar el resultado de 2016. Se explica en gran medida porque redujo a la mitad las provisiones activadas por el diéselgate, el escándalo de las emisiones del pasado que parece que ha tenido un impacto muy limitado sobre las ventas de vehículos. Pero queda pendiente conocer los efectos finales de la deriva judicial.
Todo ello, en un momento en el que el sector de la automoción está en plena transformación y Volkswagen aspira a lo más alto en su estrategia con el vehículo eléctrico. Además de contar con planes en la conducción autónoma y en mejorar la tecnología y la conectividad de los vehículos.
Diess también prepara la salida a bolsa de la división de vehículos industriales y autobuses. La que conforman las marcas Scania, MAN y Volkswagen Caminhões e Ônibus y RIO y que se constituyó como una rama única hace tres años. El crecimiento del mercado y una competencia limitada propician el optimismo de la multinacional alemana de la automoción.
Seat, al margen de la reestructuración
El anuncio de reestructuración de las marcas de Volkswagen se ha tomado con cierta tranquilidad en Seat. La firma española no está presente ni en los anuncios iniciales ni en las primeras quinielas que se han empezado a hacer en el sector sobre cómo piensa soltar lastre la multinacional.
La buena marcha de la compañía, que ha alcanzado beneficios récord --191 millones en 2017--, la renovación de su porfolio de productos y la alta rentabilidad de la planta de Martorell se explican como los elementos que han propiciado que ahora ya no esté considerada como activo no estratégico para Volkswagen. Una ventaja con la que no contaban cuando se inició el escándalo del diéselgate. Y, tal y como recuerdan desde el grupo, en ese momento se decidió no vender. Prevén que se refuerce gracias a los buenos resultados económicos.