El Grupo Zeta trata de encontrar su viabilidad de futuro. Para ello, y siguiendo las recomendaciones de Deloitte, la empresa de Antonio Asensio ha emprendido profundas medidas de ajuste que afectan a sus efectivos, tanto cabeceras como nóminas, y además ha reorientado la línea editorial de su buque insignia, El Periódico de Catalunya.
Tanto el holding en su conjunto como el diario barcelonés están en venta desde el último trimestre de 2007. De hecho, dos de sus revistas más antiguas --Interviú y Tiempo-- han dejado de publicarse este año, mientras que hace apenas 12 meses Asensio vendió al gigante Penguin Randon House la joya de la corona, Ediciones B, por 35 millones de euros.
Seis renegociaciones
Con esos recursos consiguió reducir la deuda del grupo, que era de casi 100 millones, y renegociar su devolución con el sindicato de bancos, la sexta renegociación desde 2005. Después del ERE de 2009, con el que redujo la plantilla el grupo en 442 personas, en 2014 puso en marcha un ERTE que duró hasta 2017 por el que contrajo un 9% el salario de las plantillas. Ahora inicia un ERE en el diario barcelonés que alcanzará a 147 personas.
La implementación del último expediente se ha desarrollado de forma paralela al giro de El Periódico hacia posiciones más distanciadas del procés. Aunque mantiene al mismo director, ha cambiado a los directores adjuntos. En noviembre el año pasado fichó como columnista a José Antonio Zarzalejos, exdirector del ABC y del Diario Vasco, quien hasta entonces había colaborado en La Vanguardia. Hace apenas dos meses despidió al dibujante Ferreres, muy conocido por su dilatada trayectoria profesional, su calidad y su claro posicionamiento a favor del procés.
El plan de Deloitte
Deloitte planteó un análisis de futuro al grupo y a la banca que pasaba por la constatación de que solo un plan de viabilidad podría garantizar la recuperación del principal de la deuda. No hacer nada podría suponer la pérdida del 80% del riesgo, mientras que con renegociación y las medidas adecuadas, el impacto podría reducir al 30%.
Entre otras cuestiones, recomendaba la venta de algunos activos, como fue el caso de la editorial de libros, plantas de impresión y publicaciones no rentables. Los analistas ponían el acento en los costes salariales de El Periódico y la antigüedad de su plantilla, aunque reconocían que la aportación a la facturación y los beneficios del diario era mucho mayor que la del resto de unidades del grupo y que se le atribuía un 60% de la deuda total, cuando en realidad siempre había dado beneficios y carecía de patrimonio; o sea, que la deuda no había sido generada por la cabecera: solo la soportaba.