Ricardo Portabella Peralta, de 57 años, es un personaje de un bajísimo perfil periodístico. Apenas existen fotografías suyas. De hecho, en los archivos de los medios sólo hay un par de ellas. Reside en Ginebra (Suiza), aunque ha vivido varios años en Estados Unidos, Bélgica y Luxemburgo. Este viernes, Crónica Global informa de que su gigante emprsarial Anpora ha huido a Luxemburgo.
Se licenció en Esade y trabajó, siendo muy joven, en la extinta auditora Arthur Andersen y en Font Vella, filial de Danone. El origen de su inmensa fortuna proviene precisamente de esta última compañía. Su abuelo Luis Portabella Conte se asoció tras la Guerra Civil con el judío Daniel Carasso, hijo del fundador de Danone.
El tándem Carasso-Portabella fue el impulsor del éxito del fabricante de yogur. Este se fusionó en 1974 con la francesa BSN, que adoptó el nombre de la empresa española. Luis Portabella Conte presidió Danone España durante cuatro décadas. En 2011, Ricardo Portabella devino heredero único de todos los bienes de su tío Antonio Portabella Rafols, entre ellos un nutrido lote de acciones de Danone y un formidable patrimonio inmobiliario.
Furioso con la prensa
Ese mismo año, la revista suiza Bilan, equivalente helvético de la norteamericana Fortune, sacó a la luz un informe sobre los 300 mayores patrimonios de la Confederación. En ella figuraba Ricardo Portabella, con la redonda suma de 1.000 millones. En 2015, Portabella concedió a un medio madrileño una de las poquísimas entrevistas que ha dado en su vida, a raíz de su aparición en Bilan.
Aprovechó la oportunidad para denunciar el "ensañamiento de la prensa hacia mis actividades económicas”, que “no le interesan a nadie”. “Ni yo ni mi familia tenemos la fortuna que pretenden los periodistas que escribieron esas informaciones, las cuales no hacen sino dañarme a mí y a los que me rodean”.
“Sigo sin entender este interés de la prensa por las personas que tienen dinero. Además, por lo que a mí respecta, este personaje que han creado no me gusta porque detesto la palabra riqueza. En su lugar prefiero la de prosperidad”, dijo.
“No tengo ni 1.200 ni 1.000 millones de euros de patrimonio, pues, entre otras cosas, éste se compone de bienes inmobiliarios que son muy difíciles de evaluar debido a las fluctuaciones de precios imperantes en el sector. Esa cifra es una barbaridad que ha sido repetida por diferentes medios de comunicación sin llegar nunca a ser verificada”, concluyó.