No hay lobby que quiera influir en las normas que rigen la Unión Europea que no tenga presencia en Bruselas. De allí salen todas las leyes marco de las normativas de los Estados miembro cuya tramitación es fruto de presiones de todo tipo, desde las de grandes grupos internacionales hasta firmas locales con intereses concretos.
Estas últimas suelen unir esfuerzos a través de las patronales con representación en la ciudad. Por su tamaño, es muy complejo que consigan superar con éxito sus objetivos incluso si cuentan con el apoyo de representantes de diferentes familias políticas en el Parlamento europeo. Por ello es importante las correas de transmisión que representan las organizaciones empresariales y las asociaciones comunitarias a las que pertenecen.
Pimec y Andorra
Pimec, la patronal de pymes liderada por Josep González, ha sido la última en abrir una delegación en la capital. Se arropa bajo el paraguas de la European Association of Craft, Small and Medium-Sized Enterprises (UEAPME), la asociación de la que es socio miembro desde hace años. Espera que le facilite estar al día, como mínimo, de los cambios normativos que se activan en Bruselas y que pueden tener repercusión a nivel empresarial.
Pero compartirá la nueva oficina. Lo hará con la Confederación Empresarial Andorrana (CEA), con quien colabora desde hace tiempo.
CEOE, cerca de las instituciones
No es la única patronal española en Bruselas. Cuando España empezó a negociar la entrada en la UE, la CEOE decidió abrir una delegación permanente propia para empezar a cultivar las relaciones con las instituciones comunitarias.
Llegó a contar con un gran edificio propio en la ciudad, un inmueble que en el proceso de modernización de la organización que inició Juan Rosell se vendió. Actualmente la patronal española cuenta con una oficina de 200 metros cuadrados con capacidad para 20 personas a cinco minutos a pie de la Comisión Europea y del Consejo y a 10 del Parlamento.