La batalla entre empresarios que se vive en el seno de una concesionaria de autopistas catalana, Cedinsa, ha llegado al punto que los implicados se niegan a sentarse por ahora alrededor de una mesa. Así quedó patente en la junta extraordinaria de accionistas convocada para este miércoles por la mañana en la sede de la compañía, en Barcelona. El encuentro no se pudo celebrar porque nadie acudió al mismo.
Fuentes cercanas a la compañía recuerdan que la segunda convocatoria de la reunión tendrá lugar este jueves. Pero con el 99% de probabilidades, añaden, correrá la misma suerte. Las constructoras que participan en el grupo no tienen intención de acudir a la junta, hecho que propiciará que no se pueda celebrar por falta de quórum y que decaigan todos los puntos marcados en el orden del día.
Venta de participaciones
Es decir, la transmisión de participaciones y la renuncia de varios consejeros. Unos movimientos que están unidos a los procesos de refinanciación de las empresas que crearon Cedinsa en 2003 y que actualmente están enrocados.
Comsa Corporación, la compañía de la familia Miarnau, que controla una participación del 22%; Copcisa, compañía de Terrassa de los Carbonell y que cuenta con otra participación del 22%; Copisa, de los Cornadó y con el mismo paquete accionarial; y FCC, un gran grupo controlado por el magnate Carlos Slim que cuenta con el 34%.
Entrada de fondos de inversión
Los dos últimos habían pactado hacer caja con esta participación, que vendían al mismo fondo de inversión, el francés Meridiam. Movimiento que implicaba la primera entrada de equity en la empresa que percibe peajes en la sombra.
Pero no sería el único en irrumpir en el capital de la gestora de carreteras. La reestructuración de la deuda de Comsa implicaba el traspase de su 22% junto a otras concesionarias a otra firma gala, Mirova (Natixis), y al grupo al canadiense PGGM.
Copcisa contra Comsa
Cuestión que fue frenada por los Carbonell, que activaron a mediados de diciembre su derecho de compra preferente en esta última operación. Anuncio que paralizó todo el proceso y que lleva a un enroque que, por ahora, no se ha superado.