Una campaña reflota la imagen de los cruceros en Barcelona. Carles Fernández, ex director de comunicación de la vicepresidenta del Gobierno catalán Joana Ortega (UDC), dirige Escala a Barcelona, una iniciativa que trata de mejorar la imagen del sector.
El proyecto lo ha encargado Cruise Lines International Association (CLIA), que agrupa a las grandes navieras. Una portavoz de la asociación empresarial rechazó ayer, lunes, 8 de enero, aportar más detalles sobre el mismo, salvo que se presentará en dos semanas.
No obstante, Escala a Barcelona ya ha echado a andar de la mano de Vitamine!, la agencia de Fernández. La campaña se define como una "nueva plataforma de comunicación que nace para explicar la aportación de la industria a la ciudad".
Entre los argumentos que esgrime, sostiene que los cruceros "aportan riqueza, contribuyen a desestacionalizar visitas a la ciudad y son un claro ejemplo de un turismo cívico, respetuoso y, en innumerables aspectos, enriquecedor para todos".
"Lavado de cara"
Preguntadas por la iniciativa, algunas navieras no han contestado a los requerimientos de este medio. Una portavoz del Puerto de Barcelona, a su vez, se ha remitido a CLIA, que esperará a la presentación de la iniciativa para dar más detalles.
Quien sí ha entrado a valorarla es la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). "Es un lavado de imagen de los cruceros en un momento delicado. ¿Obviará aspectos como la contaminación? ¿Qué dirá de la gestión de los residuos?", se ha preguntado Joan Balañach, portavoz de la vocalía de turismo.
El activista ha recordado que parte de los residentes y el Ayuntamiento de Barcelona rechazan la construcción de la nueva terminal que MSC Cruceros proyecta en el muelle adosado de Barcelona, la zona del Puerto en la que atracan los buques de recreo.
"Es normal que la patronal intente vender una imagen positiva del sector. Lo cierto es que la mayoría de los ciudadanos de Barcelona tiene claro que hay saturación turística en la ciudad, y que parte de la culpa es de los cruceros", ha agregado Balañach.
Pinza 'procés-masificación'
Cualesquiera que sean las valoraciones, Escala a Barcelona llega en un momento complicado para el sector crucerista en Barcelona. La industria está tocada por las tres cancelaciones de escalas que se registraron en el último trimestre por la crisis política en Cataluña.
La inestabilidad política agrió un debate que partidos, entidades y vecinos venían manteniendo desde el pasado verano: la masificación turística de la ciudad.
Apelando a este problema, colectivos vecinales como la FAVB rechazan de plano la construcción de una nueva terminal de MSC Cruceros, que firmaría Ricardo Bofill y estaría acabada en 2021.
Por el contrario, las navieras defienden la sostenibilidad y aportación económica de una industria que, además, paga la tasa turística (2,25 euros) desde abril, incluso si los buques permanecen menos de 12 horas en la ciudad.