Colau instó a su entonces socio del PSC, Jaume Collboni, a que “no diera mucho la lata” con la Agencia Europea del Medicamento. A sus bases no les interesaba demasiado que Barcelona se convirtiese en la nueva sede de la entidad y no se dedicaron demasiado a trabajar para conseguirlo. El resultado, en el que ha influido el conflicto político catalán, es la pérdida de una inversión de 340 millones de euros y 900 puestos de trabajo.
Barcelona se postulaba como una de las favoritas según un informe publicado por la Unión Europea justo un día antes de la celebración del referéndum, el pasado 1 de octubre. Cumplía con todos los requisitos técnicos necesarios, como la accesibilidad de la ubicación, las buenas conexiones internacionales del aeropuerto de El Prat, la alta disponibilidad hotelera, las existencias de instalaciones educativas adecuadas para los hijos de los trabajadores y el acceso al mercado laboral, seguridad social y asistencia médica para los familiares.
Pero los acontecimientos ocurridos tras el 1-O, entre los cuales se dio una aprobación de varias leyes ilegales y hasta una Declaración Unilateral de Independencia (DUI), la UE se echó atrás. La lucha por el independentismo forzado, las movilizaciones callejeras habituales, la disolución del Parlamento y la encarcelación de una parte del Govern le han hecho un flaco favor a la capital catalana.
Otra pérdida de 80M€
Sin embargo, no es el único proyecto de gran envergadura que ha perdido la Barcelona de Ada Colau. El equipo de gobierno de Barcelona en Comú también dejó pasar una inversión millonaria --esta vez de 80 millones de euros-- en verano, tras deshacerse de la visita del Gobierno chino, que pretendía establecer la sede del Centro Europeo de Medicina Tradicional China (TCM-EU) en el Vall d’Hebron.
La antigua fábrica textil Godó i Trias, en L'Hospitalet del Llobregat, donde se instalará la sede del TCM-EU
El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, tenía que recibir a los directivos de la compañía, que empezaron a negociar el proyecto en 2014. Les hizo esperar tres cuartos de hora para decirles que estaba ocupado y que hablarían con una subordinada. Un desplante que no agradó a los asiáticos, que acabaron decidiéndose por la antigua fábrica textil Godó i Trias, situada en L’Hospitalet del Llobregat.
Dos marcas se quedan sin hotel
Entre las inversiones que ha dejado escapar Barcelona, destacan las hoteleras. El fondo KKH topó con incontables obstáculos para acometer un plan de reconversión a hotel de la antigua torre Deutsche Bank, en la plaza Cinc d’Oros de Barcelona.
BComú hizo del asunto un tema de legislatura y anunció que bloquearía el cambio de planeamiento que posibilitaba reformar y convertir el inmueble en un hotel operado por Four Seasons. El fondo desistió y frenó la operación en diciembre de 2015. El rascacielos serán viviendas de lujo.
Algo similar ocurrió con Emin Capital y Westmont Hospitality Group (WHG) y el frustrado hotel de la Torre Glòries. Ambos grupos trataban de conseguir desde 2013 los permisos para que la firma Hyatt abriera un hotel de cinco estrellas gran lujo en la edificación de Jean Nouvel. Desistieron en enero de 2017 tras las “trabas” impuestas por el gobierno municipal de Barcelona.
Menos turismo
También se tambalea la nueva terminal de cruceros situada en el futuro muelle adosado del Puerto de Barcelona. Impulsada por MSC, cuenta con el plácet de la agencia portuaria, pero el ayuntamiento ha anunciado por partida doble, una de las veces en pleno municipal, que rechaza la obra.
No lejos de la futura dársena de buques de recreo, también está embarrancada la sede del Museo Hermitage de Barcelona.
Tras cuatro años buscando emplazamiento, sus impulsores optaron por entrar un proyecto ubicado junto a la futura Marina Vela de la Ciudad Condal, en la zona del hotel W Barcelona. El ejecutivo municipal, no obstante, no ha iniciado ni la modificación del planeamiento para posibilitar la obra. Ello frustra la anunciada inauguración de la pinacoteca en 2019.
El MWC y el Primavera Sound
El gobierno de Ada Colau también ha dejado en el limbo proyectos mayores. Empezando por el Mobile World Congress (MWC), cuya continuidad empezó a tambalearse con las huelgas de los trabajadores del Metro de Barcelona, que paralizaron la ciudad durante las últimas ediciones.
Imagen de la entrada al Mobile World Congress de la edición 2017
En julio de 2015, la organización de las GSMA anunció la renovación de la ciudad como sede del congreso hasta el 2023. Pero el consejero delegado, John Hoffman, visitó Barcelona hace unos días y vivió una sensación de colapso a causa de la huelga general ante la cual mostró su preocupación, inquietud y temor. Sobre todo por la posibilidad de que la situación generada por el proceso independentista y la reacción del Gobierno español se agrave.
Y a la lista de proyectos pendientes de un hilo hay que añadir el festival de música Primavera Sound. Al finalizar los conciertos de 2017, la dirección celebró una rueda de prensa en la que se quejó del estado de las instalaciones y pidió al Ayuntamiento de Barcelona que mejore las condiciones del recinto del Fòrum para las próximas ediciones. Pedían un poco de implicación en sus propios terrenos, que consideran destrozados y en un estado de dejadez.