La policía andorrana ha remitido a la UDEF un informe sobre “anómalas” y “sospechosas” operaciones bancarias y financieras del empresario Carles Vilarrubí Carrió. El hombre de negocios participa en la gestión de diferentes empresas, es vicepresidente institucional del Fútbol Club Barcelona e íntimo amigo de Jordi Pujol Ferrusola. Ahora se encuentra imputado por un presunto delito de blanqueo de capitales en la Audiencia Nacional.
El informe se enmarca en la última comisión rogatoria respondida por Andorra a España sobre las actividades del hijo del ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol Soley. Uno de los apartados más llamativos de dicha investigación hace referencia a una compleja operación financiera, datada el 23 de diciembre de 1991, que parte de Banca Catalana y acaba, sólo una semana después, en la ventanilla de una sucursal de Crèdit Andorrà.
Dinero fantasma
Fueron 300 millones de antiguas pesetas (1,8 millones de euros) que nadie (ni la policía andorrana ni la UDEF) sabe a ciencia cierta de dónde parten, ni por qué acabaron en el bolsillo de este empresario, socio de Javier Godó en la emisora de radio RAC1 y marido de Sol Daurella, la millonaria propietaria de Coca-Cola European Partners.
Los datos que maneja la policía andorrana y que ya obran en poder del juez español José de la Mata se refieren a la víspera de Nochebuena de 1991, cuando una empresa desconocida (ni la propia UDEF ha podido identificar a sus propietarios), llamada COIMA (una compañía supuestamente dedicada al comercio al por mayor de maquinaria industrial), libró un cheque por valor de 300 millones de pesetas procedente de una cuenta originaria de Banca Catalana. Ese cheque tenía como explícito beneficiario a la empresa panameña Barkin Invest SA.
Prestigioso abogado
Esta sociedad, con cuentas corrientes abiertas en Andorra, era la destinataria de ese dinero, que los investigadores desconocen quién envía y en concepto de qué transacción mercantil o comercial. Según la UDEF, en ese trámite irrumpe en escena el abogado Josep Casadevall Medrano, “cuya filiación parece corresponderse con un nacionalizado andorrano, que fue presidente del Colegio de Abogados de Andorra y luego ocupó un puesto en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo”.
Barkin había contratado a Casadevall para que vendiera el 28% de las acciones que esta sociedad panameña poseía de otra compañía llamada Astra SA. Según la policía andorrana, todo hacía indicar que esos 1,8 millones de euros eran el dinero que Barkin había previsto y destinado para sufragar los honorarios que el letrado percibiría por esa gestión profesional.
Cheque de 300 millones de pesetas cobrado en diciembre de 1991 por Josep Casadevall y cuya cantidad fue entregada inmediatamente después a Vilarrubí
Al bolsillo de Vilarrubí
Sin embargo, por motivos que la propia UDEF no alcanza a entender, Barkin no cobró finalmente ese cheque. El documento de pago acabó ingresado en un cuenta corriente abierta en Crèdit Andorrà a nombre de una constructora andorrana, llamada Construcciones Inmobiliaria SA.
Lo curioso de todo este galimatías financiero es que --según la UDEF, “conjuga la utilización de sociedades instrumentales que proyectan apariencia de ilicitud”-- inmediatamente (sólo algunos minutos después de producirse el ingreso) Casadevall retiró el dinero por ventanilla y se lo entregó a Villarubí, quien lo ingresó en su cuenta andorrana el día 31 de diciembre del 1991.
¿Quién está, de verdad, detrás de ese pago? ¿Se trata de una comisión? ¿En concepto de qué? Esos son los interrogantes que se lanzan los investigadores.
Operativa anómala
La UDEF reconoce que, en función de los datos aportados por la policía andorrana, han construido una secuencia que permite observar “la trazabilidad” de ese dinero y llegar a la conclusión de que “se está ante una operación anómala”. En consecuencia, y a pesar del tiempo trascurrido, quizá precise de un pieza separada de investigación por parte del juzgado.
La policía española ha remitido al juez esta información procedente de Andorra y en su informe destaca el manejo que Vilarrubí tenía de los mecanismos internacionales para el movimiento de dinero de imprecisa procedencia.