Metro de Barcelona ha vivido este lunes su novena jornada de huelga tras meses de negociaciones en las que no se ha llegado a buen puerto. Si en algo coinciden los grupos de la oposición municipal, pese a la fractura que caracteriza al consistorio barcelonés actualmente, es en la ausencia y silencio de la alcaldesa, Ada Colau.
“Es una vergüenza”, ha espetado el presidente del grupo popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández. Considera opacas las negociaciones y exige al consistorio que explique las diferencias que existen entre trabajadores y empresa para frenar los “lunes negros” en los que se ha visto envuelto el principal transporte público de los barceloneses.
Fernández ha recordado que la huelga dura ya más de dos meses y ha disparado el incivismo: se han dejado de registrar 1,4 millones de validaciones y se han perdido 546.000 euros en conceptos como la disminución de la recaudación y el coste de seguridad adicional. Los carteristas, además, aprovechan las aglomeraciones que se producen durante estos días para cometer hurtos.
Piden dimisiones
El portavoz del Grupo Demócrata, Joaquim Forn, ha asegurado que “se nos acaban las palabras, ya no sabemos qué más pedir ni qué más hacer para que el gobierno explique y tome decisiones para solucionar el conflicto”. El convergente se ha mostrado contundente al pedir a Colau que, si las personas que están negociando “no tienen capacidad ni complicidad” con los agentes sociales, abandonen su trabajo y se busque un nuevo equipo negociador.
La oposición municipal ha dado un golpe sobre la mesa en protesta, sobre todo, por la falta de responsabilidad de la alcaldesa de Barcelona. Hace semanas que el grupo de ERC, liderado por Alfred Bosch, reclama que se sitúe “el máximo responsable del gobierno de la ciudad al frente de las negociaciones”, vista la incapacidad para hacerlo de la presidenta de TMB, Mercedes Vidal.
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, y Mercedes Vidal, presidenta de TMB, en rueda de prensa sobre la huelga de Metro / EP
Su colega Jordi Coronas hacía referencia, recientemente, a la habilidad de Colau para despistar a los ciudadanos con otros titulares cada lunes para escurrir el bulto de los daños que provocan los paros en el suburbano. El de esta semana ha sido la entrevista de la alcaldesa en el que no mencionaba la huelga, pero sí la protección que promete ofrecer a los funcionarios del consistorio de cara a un posible referéndum el próximo 1-O. El lunes pasado, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, denunciaba que un exdirectivo de Airbnb realquilaba su piso con fines turísticos y lo anunciaba en la plataforma. El anterior, el bombazo era la limitación de lo que recibe Barcelona Turisme de la tasa turística a 4,5 millones de euros. Y así durante nueve semanas seguidas.
Nuevo encuentro de mediación
Los representantes del comité de huelga y los de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) se verán de nuevo las caras este martes en la oficina de Trabajo de la Generalitat en la capital catalana. Retomarán la negociación iniciada por el consejero delegado de la empresa pública, Enrique Cañas, y los trabajadores el viernes pasado.
El directivo les presentó una propuesta “de carácter finalista”, según fuentes de la parte social, para conseguir la ansiada paz laboral en el suburbano tras el anuncio de más huelgas pasado el verano. No se alcanzó. Tres puntos encallaron la negociación: externalizaciones, contrataciones temporales y jubilación parcial.
Los sindicatos solicitaron reformularlos y poner por escrito el resto de lo anunciado. Se espera una respuesta tras el encuentro, en el que Cañas no participará. TMB estará representada por la directora de Relaciones Laborales, el de Explotación y el gestor de las infraestructuras de la compañía.
Malestar en las contrataciones de verano
La reunión mediada por el Gobierno catalán se producirá tras una nueva escalada de tensión en el conflicto laboral del Metro. TMB ha decidido abrir una nueva contratación temporal para sustituir al personal que está de vacaciones. Pero en lugar de llamar a las casi 60 personas de la bolsa de trabajo de 2016, ha abierto un proceso nuevo.
La dirección argumenta que a estos empleados les faltaba pasar el examen de circulación, ya que el año pasado sólo pudieron superar las pruebas de trabajo en estaciones. La plantilla ha criticado activamente una medida que aseguran que se ha tomado de forma unilateral. Asimismo, mantienen que las nuevas incorporaciones tendrán el mismo déficit laboral porque “no hay formadores de tren”.
Algunos de los sindicatos del suburbano incluso interpretan la medida como una represalia a sus demandas laborales y al anuncio de nuevas huelgas. Algo que la dirección de TMB rechaza de plano.