Zarpazo de Hacienda al icónico hotel Juan Carlos I de Barcelona. La Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) exige más de seis millones de euros al resort urbano del príncipe saudí Turki ben Nasser. La cifra es en concepto de deudas impagadas por el antiguo gestor, la cadena Husa, del expresidente del FC Barcelona y de la UE Sant Andreu, Joan Gaspart.
Según fuentes conocedoras del conflicto, el fisco exige el pago en concepto de deuda subsidiaria. Ello ha provocado una tormenta interna en el hotel y ha obligado a parar y retrasar la reforma integral del mismo, como avanzó Crónica Global.
Oficialmente, un portavoz del establecimiento ubicado al final de la avenida Diagonal de Barcelona ha indicado que no comentará la gestión de gestores pasados. Con respecto a las obras, la misma fuente ha indicado que "se están analizando por motivos técnicos". Dichos trabajos aún no tiene fecha de finalización, ha agregado.
A medias
Directivos cercanos al hotel han aportado una versión menos optimista. "El requerimiento llegó en diciembre. El mazazo fue de tal magnitud que obligó a parar las obras al día siguiente: no en vano, su coste era de 37 millones. Seis millones más complicaban la amortización", explican.
Los trabajos quedaron en suspenso mientras la propiedad abría negociaciones con la Agencia Tributaria. En aquel momento, el lado par --por el número de las habitaciones-- del hotel estaba completado. En el lado impar, la instalación continuaba igual de la planta cero hasta la novena.
Desde aquel mal trago, la situación ha mejorado. El aspecto del alojamiento no ha cambiado, pero la situación fiscal, sí. Los dueños del hotel, la sociedad Barcelona Project's, han enjugado parte de la deuda: cerca de medio millón de euros. El resto se abonará de forma gradual.
Sombras y luces
Con este acuerdo con Hacienda, el resort ha ganado tiempo y confianza. No obstante, nuevos problemas se asoman en el horizonte para el cinco estrellas gran lujo: parte de las habitaciones reformadas no presentan los materiales exigidos, por lo que se tendrán que revisar.
Además, está la estrategia empresarial. Según voces del sector, el príncipe Ben Nasser estaría buscando salidas al corsé que amenaza la rentabilidad del hotel, y que fue crucial en la decisión de detener los trabajos de renovación: a la concesión a 50 años del suelo donde reposa al hotel le quedan poco más de 20 años.
"Con este cortapisa, toda intervención que suponga un gasto se mira con lupa. Es arriesgado gastar sin saber si se podrá recuperar la inversión en poco más de dos décadas. ¿Y si el ayuntamiento no renueva el acuerdo?", se preguntan.
Aún con todo, el Fairmont también presume de luces. "El hotel va como una moto: la ocupación es buena, y el precio por habitación está en franca escalada", remachan las mismas fuentes.