Sandro Rosell fue nombrado presidente del FC Barcelona en julio del 2010. Pocos meses antes, para evitar suspicacias, anunció que, si era elegido, vendería su empresa de mercadotecnia Bonus Sports Marketing (BSM), de la que era propietario desde 2003. Luego anunció que tenía tres ofertas. Y finalmente, en el mes de diciembre de 2010, notificó que el comprador era nada menos que el gigante saudí Dag, con intereses en múltiples sectores y 150.000 empleados en plantilla.
Ahora, con motivo de la detención de Rosell, también se ha apresado al ciudadano libanés Shahe Ohannessian, a quien la policía achaca el papel de testaferro de Rosell.
El testaferro Ohannessian
Ohannessian es precisamente el administrador único de BSM, cuya sede se encuentra en la calle de Maó, a pocos metros del paseo de la Bonanova. Accedió al cargo en 2011, después de que cesara Rosell, tras la supuesta venta a Dag.
Ohannessian sigue hoy de administrador de la sociedad. Y como propietario de ella aparece la compañía libanesa Sports Investments Offshore. Es éste un nombre de lo más apropiado, habida cuenta del intenso tráfico de capitales que Rosell ha protagonizado en los últimos años.
De los saudíes, ni hubo ni hay más noticia. Por lo que ahora se ve, la presunta venta fue una burda maniobra de Rosell para quitarse de en medio y, entre bambalinas, seguir controlando sus negocios de marketing por medio de hombres de paja.
En 2015, BSM facturó 5,13 millones y declaró un beneficio de 1,1 millones.