Banco Sabadell celebra este jueves su junta general de accionistas en el recinto ferial de su ciudad natal. Se repasarán datos un tanto “aburridos”, tal y como ha bromeado su presidente, Josep Oliu, sobre el cierre de 2016. El mensaje de fondo es que la cuarta entidad española ha activado el “modo conservador”.
El arranque del ejercicio ha mejora las perspectivas del cuadro macroeconómico. Tendrá su impacto en los resultados del banco, pero aún no está en zona de confort. Oliu reconoció el miércoles que las cuentas anuales que presentan no son las ideales para la cúpula.
Las justifica por la provisión en tiempo de añadido de las cláusulas suelo --el Sabadell defiende que las que puso son correctas y válidas--, por la venta del 4,08% de Banco Comercial Portugués con una minusvalía menor (unos 8,3 millones de euros brutos) y la nueva circular de provisiones del Banco de España que afectó a todo el sector.
Reto de liquidez
“El reto de este ejercicio es el de la liquidez, no el de la solvencia”, manifestó. Se está por debajo del 7% cuando el objetivo actual es “superar el 10%”. Oliu es sincero en la perspectiva en este sentido: “No lo conseguiremos a lo largo de 2017”.
Ni siquiera con los 967 millones de euros al tipo de cambio actual que consiguió con la venta de su filial de retail que operaba en EEUU. Operación que le generará una plusvalía neta de 447 millones.
Elevación del capital
“Los ingresaremos hopefully (con suerte)”, declaró el banquero. El contrato con los financieros tejanos Iberiabank Corporation está firmado a la espera del visto bueno del regulador estadounidense. Elevará el capital base del Sabadell del 12% actual al 13%, un avance muy relevante para su máximo directivo.
“Por el momento, mantendremos el capital”, aseguró: “Reforzaremos nuestra solvencia”. Oliu sorteó todas las preguntas relacionadas con operaciones en ciernes para ganar dimensión en los tres mercados en los que opera. Descarta cerrar adquisiciones en México, donde no cuenta con la suficiente dimensión; Reino Unido, en plena desconexión de la operativa de Lloyds Bank en su filial TSB, que usará la misma plataforma que la entidad española, y España.
Problema con el riesgo
“Nuestro principal interés es consolidar el plan de beneficios por acción, el apetito de riesgo es cada vez más acotado”, sentenció. Aparca con esta declaración la operación que estudió hace meses para comerse a Banco Popular. Adquirir a su competidor le acercaría al podio de las grandes entidades de España, una oportunidad muy golosa para el banquero. Pero también implicaría tragarse unos 30.000 millones en activos problemáticos. Esta es la parte nada atractiva de la operación.
Oliu aparca pero no entierra. Ha manifestado que cada adquisición se debe estudiar desde la expectativa de “beneficios compatibles con los riesgos que se asumen”. Y mantiene que no se ha hecho un estudio exhaustivo de este objetivo ni en el caso del Popular ni de cualquier otro proceso de venta de cajas menores.
El foco del banco está en cuestiones internos. En la consolidación del capital base; la necesidad de recuperar la cotización, que se ha recuperado el 30% tras años de depreciación, y en ultimar un nuevo plan director. “No cambiaremos de estrategia, seguiremos enfocados en la rentabilidad, el negocio exterior y la implementación de avances tecnológicos y la cultura digital”. La dirección del Sabadell se ha tomado un año de barbecho para poner cifras al nuevo plan.