El Molino de Barcelona está de nuevo con el agua el cuello. Dos años y tres meses más tarde de levantar el concurso de acreedores, Ociopuro no puede hacer frente a una deuda de poco más de seis millones de euros. El pasivo con el que sorteó la liquidación con el visto bueno de los acreedores en las navidades de 2014.
La gestora del teatro de variedades que abrió sus puertas en el Paral·lel de Barcelona en 1910 se había comprometido con los acreedores a empezar a liquidarlo en enero. En el plan de pagos que avaló el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Barcelona se contemplaba una carencia de dos años que finalizó hace dos meses.
Recuperación de la actividad
Se preveía que la actividad del teatro, afectada por la crisis y el hachazo del incremento del IVA, se habría recuperado. Ociopuro, administrada por Elvira Vázquez, planeó con ese objetivo un ambicioso calendario de espectáculos.
Fuentes del entorno de una de las empresarias decanas del Paral·lel de Barcelona aseguran que le ha funcionado de forma parcial. La propia Merche Mar, su vedette estrella, comentaba en una reciente entrevista a Crónica Global que la juventud había descubierto El Molino y que la sala se llenaba.
Eso se ha reflejado en caja, pero no ha sido suficiente para mantener el gasto corriente del teatro y afrontar el calendario de pagos acordado. Los impagos se han acumulado de nuevo y la dirección de El Molino ha llamado otra vez a la puerta de sus administradores concursales, la firma Lugar Abogados.
Búsqueda infructuosa de un inversor
Desde que se reconoció la insolvencia del teatro, en 2013, se empezó a trabajar en la búsqueda de un inversor para vender el inmueble y continuar la actividad en régimen de alquiler. Los administradores no han dado con el candidato ideal.
Imagen histórica de El Molino, abierto en 1910 en el Paral·lel de Barcelona / EL MOLINO
Los mismos interlocutores señalan que el coste de liquidar el agujero de Ociopuro es alto. Se trata de un edificio histórico del Paral·lel que no se puede derrumbar para construir obra nueva, una de las opciones que podría ser más interesante para los inversores, ejemplifican.
El ayuntamiento estudia su compra
Por este motivo se iniciaron contactos con el Ayuntamiento de Barcelona a finales de 2014. Los administradores del teatro y el equipo de Gobierno de Xavier Trias querían buscar una alternativa de colaboración para asegurar la viabilidad. Ahora la alcaldesa es Ada Colau, pero se ha comprometido a “estudiar” la compra de El Molino.
Así se pactó en la comisión de Ecología Urbana y Movilidad el pasado miércoles. Fue el propio grupo municipal Demòcrata (la antigua CiU) el que puso la propuesta sobre la mesa. C's, ERC y el PP aprobaron la elaboración de un plan integral en los próximos seis meses, mientras que los representantes de BComú y el PSC se abstuvieron y la CUP se opuso.
Reforma del Paralelo
El proyecto impulsado de nuevo por Trias va más allá. Plantea comprar el edificio de El Molino a Ociopuro en el marco de un plan integral de intervención y mejora de toda la avenida.
Más allá del proyecto político, el entorno de los administradores del teatro aseguran que se han puesto en contacto con la regiduría de Cultura, encabezada por el socialista Jaume Collboni, para explicarles la difícil situación del teatro.
Colaboración de los acreedores
¿Serán suficientes los seis meses que se ha dado de tiempo el consistorio para salvar el teatro de su cierre? Los portavoces de los principales acreedores indican su disposición a buscar una solución que sea beneficiosa para todas las partes. No forzaron ni el concurso ni la liquidación de Ociopuro y no tienen previsto cambiar la política.
Banco Sabadell es el principal deudor de El Molino. El teatro tenía pendientes de pago 7,4 millones de euros a la entidad entre préstamos y cuentas abiertas al declarar el concurso. Una parte se liquidó en el marco del convenio.
También debía más de 600.000 euros al Institut Català de Finances (ICF) por un préstamo firmado en 2012. Es la única ayuda pública que ha recibido desde que levantó el telón, tal y como recuerda el entorno de Elvira Fernández. Un crédito con condiciones ventajosas.
Reforma del edificio
Los administradores de El Molino se pillaron los dedos con la reforma del edificio. Estaba deteriorado y se endeudaron para rehabilitarlo en plena burbuja inmobiliaria. Las obras fueron más complicadas de lo inicialmente previsto y se retrasó su reapertura hasta 2010, cuando la crisis ya se había agudizado.
Todas las fuentes consultadas coinciden en un punto, en que la dirección del teatro siempre ha creído en su viabilidad y ha apostado por ello incluso con la vinculación de su patrimonio personal. Esperan que el ayuntamiento les ayude en los próximos meses.