Joan Ollé Bertran es una de las voces autorizadas del inmobiliario catalán. Dirige la Agencia de la Propiedad Inmobiliaria (API) familiar desde 1981 y también el Colegio Oficial del gremio (COAPI). Analiza para Crónica Global los repuntes de precios del alquiler y la compraventa en Barcelona, además de su área de influencia de los últimos dos años.
-Pregunta. ¿Cómo empezó todo?
-Respuesta. Los precios de la nueva vivienda en Barcelona se habían disparado hasta 2007. Pero hubo un pinchazo. Y no fue otro que la pérdida de confianza de los ciudadanos. Me voy a quedar en el paro, piensan los ciudadanos. Y dejaron de comprar.
-¿Cómo vivió el sector el estallido de la burbuja?
-Las operaciones de compraventa caen en picado, a la par que los precios. En Barcelona y alrededores, el coste por metro cuadrado cae un 50% más la inflación, esto es casi el 60% del valor real de la vivienda.
-¿Cómo se sale del agujero?
-Con la ayuda de las medidas europeas y el repunte del empleo. Hay un momento postcrisis con aumento de la ocupación, precios a mínimos históricos y los bancos cerrados a dar hipotecas.
-Era la luz al final del túnel.
-Efectivamente. A finales de 2013 ya empezamos a ver aumento de operaciones. En 2014 los precios siguen bajando, pero a mediados de año las zonas prime y otras comienzan a remontar. ¿Por qué? Porque la gente recupera la confianza.
-¿Es todo una cuestión de percepción?
-En efecto. Los ciudadanos recuperan la confianza en el futuro, se genera más empleo. Los precios han tocado fondo. Los que tenían recursos guardados --ahorros--, los sacan del armario y empiezan a comprar pagando al contado. ¡Los precios están bajos!
-Un aumento de demanda
-Así es. La gente que tenía cash empieza a comprar en algunas zonas. Otros se meten en el alquiler, porque los incentivos en el resto de los mercados son mínimos. La bolsa fluctúa mucho y los intereses de cuentas de ahorro en los bancos son mínimos.
-(...)
-Pasamos de un círculo vicioso a otro virtuoso. Los precios ya crecen en 2015 en Madrid, Barcelona y Baleares, en las mejoras zonas. En el 2016, ya vemos subidas del 15 al 20% de operaciones respecto al año anterior.
-¿Están ustedes satisfechos? El mercado cabalga de nuevo
-Pues no del todo. Vendemos la mitad de lo que se intermediaba en la burbuja. Pero eso tampoco es nuestro objetivo, claro.
-¿Qué objetivos manejan?
-Creemos que en 2017 aún subirán los precios a doble dígito, quizá un 10%. En los años venideros veremos subidas más atemperadas, del 5%. Hasta que se encuentren oferta y demanda de nuevo.
-¿Qué contribuirá a ello?
-El atractivo de la ciudad de Barcelona. Y las hipotecas a tipo fijo: dan confianza para el futuro. Los bancos se empiezan a fiar de ti. Pagar el 3% a 20 años a tipo fijo da seguridad. No es lo mismo que 20 años al euríbor más uno. Si sube el euríbor te rompe la economía familiar.
-Hay cierta sensación de que hoy vende pisos todo el mundo.
-En Cataluña habíamos conseguido que la ley del derecho a la vivienda regulara los derechos de los consumidores. Conocimientos obligatorios demostrados, seguro de responsabilidad civil, prácticas obligatorias y régimen sancionador.
-Hay gente que lo incumple, por supuesto.
-Muchos se creen que esto es como antes. No pondré nombres, pero algunos ni están inscritos ni nada. Se creen que vender pisos es como colocar una alcachofa.
-¿Por qué la Generalitat no les sanciona?
-Porque no tiene recursos. Y el consumidor no denuncia. Yo creo mucho en la responsabilidad del consumidor. Si compras, debes ser consciente. Educación de consumo. Huir de las prácticas agresivas y demás. Porque intoxican el mercado.
-¿Tenemos derecho a vivir en Barcelona?
-Las ciudades de atracción subirán mucho de precio. Barcelona, Madrid y demás. En cambio, en Cáceres, por ejemplo, un piso es más barato.
-¿Así, la clave es la distancia?
-Donde quiere vivir todo el mundo los precios subirán, es lógico. En Cáceres tendrás un piso muy bonito y una calidad de vida inigualable. Pero si quieres Barcelona, paga.
-¿Hay fondos extranjeros que encarecen los precios?
-Sí, hay mucha inversión. Cuando uno viene de Londres, París o Roma, lo que ve aquí les parece barato. Así que compra un piso bonito, amueblado, etc. ¡Pero es que Barcelona es un barrio de Europa! ¿Cómo no van a invertir?
-¿Qué solución hay para los barceloneses que quieren vivir aquí?
-Mira, Barcelona tiene los metros que tiene. Está limitada por el Llobregat, por un lado, y el Besós, por el otro. ¡Dejemos de hablar de Barcelona!
-¿De qué deberíamos hablar?
-Collbató está a 30 kilómetros. Unas villas y torres excelentes, en buen estado. Calma, tranquilidad y calidad de vida. Pues Collbató es Barcelona, también.
-Sí, pero si yo trabajo en Barcelona, no viviré en Collbató.
-Siempre digo lo mismo. A mi me gusta Vic, como a otro le puede gustar otra ciudad. Está a 70 kilómetros por carretera. Pues deberíamos poder vivir allí y trabajar aquí. Es lo normal. Pero falla una cosa: las comunicaciones. Rodalies va como va y por la mañana las entradas a Barcelona están embozadas.
-¿La solución es vivir a 70 kilómetros de tu oficina?
-Quizá. Mirar ciudades como Sabadell, Terrassa, Granollers, Rubí, Vilafranca del Penedès, Vilanova i la Geltru y demás. Y fuera del área metropolitana de Barcelona. No todos podemos vivir en el Eixample: no hay metros cuadrados para todos.
-¿Hay una burbuja de alquiler?
-Crecen los precios, diría yo. Hay mucha demanda y poca oferta. El stock de viviendas que se dedican a alquilar no ha subido. Incluso ha bajado un 2 o 3% en los últimos años. Pero es que la demanda se ha disparado.
-¿Qué papel han jugado los pisos turísticos? ¿Han reducido la oferta?
-Quizá un poco, pero no demasiado. En Barcelona ciudad hay de 210.000 a 240.000 viviendas de alquiler. Muchas sometidas a la prórroga forzosa. Los pisos turísticos representan una parte pequeña del pastel. ¿Ha mermado el parque de viviendas? Quizá un poco. ¿Es la causa de la crisis? No.
-Pero hay fondos dedicados a ello.
-Sí, pero son una minoría. La mayoría de inversores compran para echar a los inquilinos de toda la vida, poner los pisos bonitos y venderlos de nuevo.
-En este escenario, ¿qué se puede hacer?
-Mucho. Incrementar la oferta. Construir más pisos para ponerlos en el mercado. Mejorar las comunicaciones. Construir más vivienda pública.
-¿La administración no ha respondido?
-Hace cinco años tenía 50 pisos de alquiler de media para enseñar. Ahora tengo 10 o 12. La demanda ha subido y, ¿qué hemos hecho?
-¿Quién debe construir, la administración o los promotores?
-Los poderes públicos piden mucho pero no dejan hacer. Pongan más oferta, dicen. Piden más pisos de alquiler pero dejar construir les cuesta mucho.
-¿Cómo valora medidas como la limitación del precio de los alquileres o los índices de media?
-Son medidas ideológicas. Y crearán inseguridad jurídica. No puede ser que el legislador cambie las normas o no deje obrar al mercado.
-¿Le preocupa que haya gente que se tenga que marchar del barrio de toda la vida?
-No. Es demagogia. Es la economía de mercado. Si queremos cambiarlo, deberíamos cambiar el sistema. Si los precios suben, esto es lo que pasa. A mi me gustaría ver en un barrio concreto asociaciones de todo tipo. Hay gente que se queja de que se tiene que ir. ¿Y los se que quedan porque son propietarios? Esos no tienen asociación y no salen en los medios.