El Mobile World Congress (MWC) está a cuatro semanas de dar el disparo de salida de una nueva edición. Las cifras que arrastra el evento son colosales, tanto desde el punto de vista económico como por la importancia que adquiere Barcelona durante cuatro días a nivel mundial. Pero permanece pendiente de resolver el gran problema que empañó y casi se cargó la edición del año pasado: el conflicto laboral en el metro de la ciudad.
Con el fantasma de una nueva huelga de servicio presente, el consejero delegado de la organización que lo impulsa, John Hoffman de la todopoderosa GSMA, ha mandado un mensaje claro a todos los implicados: “Arreglad lo que sea necesario”.
Negociación abierta
Ha dejado claro este miércoles, en la presentación de la duodécima edición en la capital catalana del evento, que “ni GSMA ni el resto de organizadores del MWC participamos en conflictos laborales que puedan existir”. Este, lleva más de un año abierto entre el ayuntamiento liderado por Ada Colau y los sindicatos del suburbano.
“No tomamos parte, pero queremos un acuerdo pacífico para que el máximo de asistentes se muevan en transporte público”, ha remarcado. Esto es importante si tenemos en cuenta que el público que mueve el evento supera las 101.000 personas, sin contar a los trabajadores de los 2.200 expositores y a las más de 160 delegaciones institucionales.
Ciudades que se postularon como alternativa
La ciudad no está diseñada para asumir un traslado sin problemas de este volumen de personas. Ni Barcelona ni otras grandes urbes (incluso Madrid) que se posicionaron hace un año como alternativa posible cuando el problema en el transporte público fue mayúsculo. Intentaron convencer a GSMA que romper el contrato vigente hasta 2021 con la capital catalana era una buena opción.
Pero con el refuerzo del plan de transportes que cada año se diseñaba era suficiente para evitar las molestias tanto de los asistentes como de los habitantes. Especialmente desde la inauguración de la Línea 9, con parada en Fira Barcelona.
Aplauso al plan de seguridad
La huelga de metro lo dejó en papel mojado. El colapso fue mayúsculo y hubo quejas. Y eso no gustó a la organización. El propio Hoffman avisó hace un año que no estaban contentos con el resultado y alertó que “sería dañino para todos que la gente no quisiera venir al MWC por sus problemas”. Un aviso al Gobierno de Colau.
Este miércoles ha mandado otro, entre líneas: “Mucha gente volvió a casa hablando de la sensación de seguridad que tuvo durante todo el congreso de 2016 y fue gracias a la ejecución magnífica del plan de seguridad”. No hizo lo mismo sobre el transporte, por lo que urgen alcanzar el pacto laboral.
4.000 millones en 12 años
Tal y como ha recordado, el MWC tiene un impacto económico de 465 millones de euros y propicia la creación de 13.200 empleos temporales. Ningún otro evento ni siquiera se acerca a estas cifras. “En los 12 años llevamos 4.000 millones de euros en efecto económico en la comunidad y más de 100.000 empleos parciales creados”, ha señalado.
Esto, además de la imagen internacional de Barcelona, es lo que está en juego por un conflicto laboral.