Abre el último hotel en el barrio hipster de Barcelona. La Casa del Sol acaba de abrir sus puertas en el distrito de Gràcia de Barcelona, pese a que, en la zona y en el resto de la ciudad, rige una licencia de moratorias hoteleras. El alojamiento arrancó con un soft opening el pasado miércoles y recibirá los primeros huéspedes esta semana. Durante el fin de semana, el establecimiento, que impulsan directivos del grupo comercial suizo Brunschwig, fue criticado por vecinos contrarios a la saturación turística de la zona.
"Abrimos el pasado miércoles, pero las primeras reservas las tenemos para este miércoles 21 de diciembre", han indicado fuentes cercanas al establecimiento.
Preguntado por la cuestión, la directora de La Casa del Sol, Isabel Cortinas, exdirectiva de Sercotel, no ha respondido a los requerimientos de este medio.
Inversión suiza
Los dueños del alojamiento, los inversores suizos Franz Eric Antoine Jozefovski y Alexandre Tindilière, consejero delegado del grupo comercial Brunschwig, también han declinado arrojar más luz sobre la operación inmobiliaria.
Quien sí ha aportado más datos ha sido Jordi Novell, expropietario de la bodega El Sol, situada en los bajos del inmueble. "Fue en 2014. Yo era arrendatario de un colmado que había empezado a operar en 1950 a manos de mi padre. Vino el propietario, una inmobiliaria, y me ofreció una suma de dinero para rescindir el contrato", ha señalado.
"Un año después --ha continuado Novell-- dos inversores suizos compraron el inmueble a la intermediaria. La suma de la operación nunca trascendió. Lo único que sé es el cambio que se ve ahora".
Polémico
El cambio que cita el histórico comerciante es un hotel de nueva construcción con 18 habitaciones, piscina, terraza panorámica y wifi gratuita que mira a una de las plazas más populares del distrito. El alojamiento, firmado por el estudio de Inma Rabano y Julio Romeo, comercializa habitaciones desde 64 euros la noche.
La tarifa no es lo que subleva a los vecinos. "No me interesa lo que ofrece, ni la publicidad que disemina. Es un hotel más en el barrio, lo que significa aumentar la población flotante y sustitución de los vecinos de toda la vida", argumenta Antoni Ramon, de la plataforma Gràcia on Vas, que brega por el control de la saturación turística.
"La apertura de un nuevo hotel --ha agregado Ramon-- significa que cambia la configuración del barrio. Que aumentan los precios y la gente se ve obliga a marcharse. En Gràcia ya hay suficiente oferta turística para permitir un establecimiento que se coló justo antes de la moratoria".
División
Las mismas opiniones encontradas expresan los vecinos de la zona. "Como comerciante no me disgustaría. Como vecina, estoy totalmente en contra. Es otro elemento que desfigura la Gràcia que hemos conocido", lamenta Verónica Rojas, encargada de La Bodega del Sol.
Por contra, desde el Cafè del Sol, situado en la bulliciosa plaza, llega una opinión más favorable. "El turismo no es uno de los principales problemas de Gràcia. Si beneficiará o no, dependerá de la clientela que aloje. ¿Serán estudiantes? ¿Familias? ¿Parejas? Veremos. Debemos esperar", recomienda uno de los encargados.