¿Los bonos pueden conjugar rentabilidad y seguridad?
La renta fija es una magnífica alternativa para rentabilizar los ahorros con gran eficacia
5 diciembre, 2016 00:00Cuando se habla de inversión, no necesariamente hay que referirse a la renta variable. También a través de la fija se puede rentabilizar los ahorros con gran eficacia. Uno de los productos financieros que mejor recogen esta tendencia son los bonos. Por medio de diferentes estrategias de inversión en función de las expectativas del cliente. Su finalidad será obtener un retorno sobre las posiciones de estos activos financieros. Los inversores que estén interesados en esta clase de posiciones deben conocer que los bonos son valores negociables de renta fija que pueden ser emitidos bien por gobiernos o por las propias empresas. Como consecuencia de estas estrategias, perciben unos intereses periódicos pactados y el retorno de la totalidad o parte del capital invertido en fecha de vencimiento.
A pesar de la creencia general, no garantizan ningún rendimiento. Y aunque normalmente sea lo habitual, pueden desarrollar pérdidas en las carteras de inversión de los clientes como consecuencia de su negociación en los mercados financieros. De cualquier forma, cuando generan rentabilidad, esta no se produce bajo márgenes muy espectaculares, como en la renta variable. Raramente llega a porcentajes de dos dígitos anuales. Este mercado de inversión desarrolla oportunidades diariamente, con emisiones de renta fija casi diarias que pueden ser objeto de las operaciones de los pequeños inversores en cualquier momento, a través de su banco o de una entidad especializada en la comercialización de estos productos, en los que se incluye deuda pública y bonos corporativos de las compañías más importantes del mundo.
Con respecto a los plazos de permanencia, cuentan con una oferta muy flexible, más que en otros activos financieros. Con periodos que generalmente oscilan desde 3 meses hasta 40 años. Una de las características de este mercado es que aporta al cliente una amplia diversidad geográfica y sectorial de emisiones. Dispone de muchas opciones para conformar la cartera de inversión. Incluso procedentes de las áreas económicas más insospechadas. En donde a medida que el riesgo es mayor, el rendimiento crece proporcionalmente.
Bonos a través de fondos
Una de las formas más sencillas que tiene el inversor actual de tomar posiciones en este activo financiero es a través de los fondos de inversión basados en este producto financiero. Tiene la ventaja con respecto a otros modelos que permite diversificar mejor la inversión a través de una cartera de bonos elaborada por la gestora. Puede estar basada en bonos corporativos o estatales, incluso combinando las dos modalidades o a través de otras alternativas financieras. Como consecuencia de esta estrategia, los ahorros del cliente estarán más protegidos ante la aparición de un escenario desfavorable en los mercados financieros. Desplome de las bolsas, recesión económica o la irrupción de elementos distorsionadores en el crecimiento mundial son algunos de ellos.
Otra de sus principales aportaciones, a diferencia de la compra directamente en emisiones de bonos, es que las participaciones de estos fondos podrán venderse en cualquier momento. No obstante, y por las propias características del producto, es aconsejable un plazo de permanencia a medio y largo. Para recoger el potencial de revalorización de estos modelos de inversión, que en cualquier caso son más lentos que en las operaciones en renta variable.
En todos los casos conlleva una serie de comisiones que dependerán del modelo seleccionado. Algunas de ellas son requeridas siempre. Las de gestión y depósito son algunas de ellas. Disponen de un límite máximo establecido sobre el 2% del capital invertido. Mientras que otras son optativas: suscripción, reembolso o distribución. Son menos habituales y raramente exceden del 1%. Una cualidad que conlleva la elección de los fondos basados en bonos es que en cualquier momento pueden traspasarse a otros fondos, incluso de diferentes gestoras. El único requisito para formalizar la operación es que la cartera de fondos esté depositada en la misma entidad financiera. Sin que en ningún momento suponga el desembolso de ninguna comisión, penalización u otros gastos en su gestión. Se trata de un movimiento que es completamente gratuito para cualquier cliente. Para que pueda formalizarse este movimiento en caso de su mala evolución en los mercados, porque no cumplan con las expectativas previstas por los clientes o sencillamente porque merece la pena desviarlos a otros activos financieros más atractivos en ese momento.
¿Dónde cotizan los bonos?
Los bonos cotizan en los mercados, como si se tratasen de activos procedentes de la renta variable. Hasta el punto que disponen de sus propios índices donde marcan sus precios diariamente. Uno de los más importantes y en donde toman posiciones los inversores es el 10-year US Treasury VIX. Se trata de uno de los termómetros para tomar la temperatura de este activo financiero. Por lo que respecta a la renta fija europea, la alemana es la que lleva la voz cantante. Con índices tan representativos como los vinculados al Bund (bono) germano. A 5, 10 ó 15 años. Mientras que en España está personalizado por el Thomson Reuters Spain 10 years Government Benchmark.
Una de las peculiaridades de este mercado es que los bonos alemán y norteamericano ejercen como valores refugio ante cualquier escenario que pueda desequilibrar a la economía internacional y por extensión a la renta variable. El motivo de este comportamiento no es otro que la gran fiabilidad de sus respectivas economías. Para que de esta forma, los inversores vuelvan sus miradas hacia estos activos financieros de referencia en contraposición de los más vulnerables. En especial los procedentes de países emergentes y del viejo continente, con los periféricos a la cabeza. No en vano, son los que ofrecen más dudas a los ahorradores. Sobre todo en los escenarios recesivos.