El Ayuntamiento de Barcelona está atrapado desde hace meses en el conflicto laboral del Metro de la ciudad. Tras 13 huelgas de servicio, la situación está en vía muerta y los trabajadores incluso reclamaron en la asamblea del pasado lunes la renovación de la comisión negociadora para intentar desencallar el caso. ¿Qué ha hecho la otra parte? Huir, literalmente, de los sindicatos.
El episodio tuvo lugar hace unas semanas en un acto de CCOO en el que Vidal, muy próxima a la organización, asistió. Lo representantes de la sección del Metro se acercaron a la concejal para intentar abrir una vía de diálogo informal y directa con ella, como es habitual en situaciones de este tipo en las que la negociación está muy enrocada. “Pero nos dijo que no nos podía dar ni un minuto, que tenía mucha prisa y no se iba a parar”, indican los portavoces.
Una sola reunión con Colau
No es la única que ha evitado a la plantilla a lo largo del conflicto. Los principales sindicatos del comité coinciden en lamentar que ni la alcaldesa, Ada Colau, ni la concejal responsable de TMB se han involucrado de forma directa en el conflicto. Colau se reunió una vez con ellos, pero no hizo ninguna propuesta. Los representantes de los trabajadores aseguran que sólo se sentó a escuchar sus quejas y que no intervino para que la dirección de la empresa pública cambiara de tercio y facilitara el acuerdo.
La parte social culpa al director de grupo, Enrique Cañas, y a su brazo derecho, Marc Grau, de la situación. Asegura que han dinamitado todos los acercamientos que ha habido entre las partes a lo largo del último año y de llegar a la situación actual, en la que los sindicatos deberán celebrar asambleas a lo largo de las próximas semanas para elegir a los nuevos miembros de la mesa negociadora.
También se propuso echar al comité de empresa en bloque, pero como las elecciones sindicales no se pueden celebrar hasta dentro de dos años la iniciativa cayó en saco roto.
Situación surrealista de la mesa de negociación
¿Se sentarán a negociar? No por el momento. La única propuesta que fructificó en la asamblea fue la de CCOO, tercera fuerza del comité de empresa, de cesar el diálogo con TMB hasta que no retirase un proceso ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) para incrementar los servicios mínimos vigentes desde 2010.
El problema es que el ayuntamiento ni siquiera ha llegado a interponer la demanda; la ha anunciado y tiene hasta el día 18 de este mes para iniciar el trámite.
Amenaza de nuevas huelgas
“Nosotros no podemos decir nada más”, aseguran los portavoces de la principal organización del comité de empresa, CGT. “Ahora somos actores secundarios del conflicto, que no nos busquen”, sentencian. UGT, la segunda fuerza, se reunirá la próxima semana para elegir a los nuevos miembros de la plataforma negociadora e intentar presentar alguna propuesta en la próxima asamblea, prevista para finales de mes.
Por el momento, sigue vigente el acuerdo de no convocar nuevas huelgas en el Metro, pero es una opción que está sobre la mesa. CGT afirma que ellos no la impulsarán, pero si la situación se mantiene enrocada otros sindicatos darán el paso.
Fira Barcelona mueve ficha en el MWC
El Ayuntamiento de Barcelona conoce esta situación y el riesgo al que se expone si se repite una situación como la del Mobile World Congress (MWC). El impulsor de la principal feria, GSMA, amenazó el año pasado con revisar el contrato si se volvía a vivir un caos en el transporte público.
Quien ha movido ficha en este sentido es Fira Barcelona. El presidente, Constantí Serrallonga, tiene prevista una reunión con los sindicatos del taxi para poder incrementar el número de efectivos. Ha abierto la puerta a que operen licencias incluso fuera de España, con lo que atajaría dos problemas: incrementaría los vehículos disponibles y evitaría la especulación con los VTC nacionales en estas fechas. Se trata, por eso, de un elemento más de la mejora de movilidad de la feria y no sólo para contrarrestar una posible huelga del metro, indican fuentes conocedoras de la negociación.