El acuerdo del comité federal del PSOE de permitir la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno ha terminado con las esperanzas de Correos de cerrar el ejercicio con un incremento del ingresos, pues los casi 40 millones de euros que iba a facturar por el voto por correo en las que serían terceras elecciones generales en un año eran imprescindibles para presentar unas cuentas mínimamente al alza.
Ya en el ejercicio de 2015 los ingresos por el voto por correo le permitieron a la compañía postal presentar unas cuentas con incremento de ingresos; en concreto, 1.765 millones de euros, 33 millones más que en el año 2014. Sin los 48 millones de euros que recibió en 2015 por el voto por correo de los diversos procesos electorales que se celebraron, la facturación real habría sido de 1.717 millones de euros, 13 millones menos que en 2014, un 0,8% menos que el año anterior. Los ingreso extras por cobertura electoral salvan las cuentas de Correos que, sin ellos, acumularía ocho ejercicios consecutivos con caída de ingresos.
Actividad a la baja
Todos los analistas coinciden en que en 2016 la actividad de Correos ha continuado a la baja y que, sin ese impulso extra de unos ingresos procedentes de unas terceras elecciones, la compañía sufrirá una caída de facturación. Y eso teniendo en cuenta que la proliferación de procesos electorales durante este año de 2016 va a significar otra inyección extra de dinero en las cuentas de Correos. En las elecciones del 23J se le adjudicaron 38 millones de euros y en las de Galicia y País Vasco se ha presupuestado un gasto postal electoral de 5 millones de euros.
El final de estos ingresos extraordinarios por servicios electorales puede estar muy próximo para Correos. La CNMC lleva casi dos años avisando de que la cobertura postal de los procesos electorales no está incluida en el servicio postal universal que desempeña Correos y que, por lo tanto, es un servicio que debe ser liberalizado y adjudicado por concurso público.
Si hay alguien que deseaba con todas sus fuerzas unas terceras elecciones ese era Javier Cuesta, presidente de Correos, que confiaba plenamente en presentar unas cuentas con la curva de ingresos ascendente como forma de perpetuarse en el cargo.