Más de un millón de euros. Mazazo a una de las empresas asustaviejas que utilizan las compañías eléctricas para arañar contratos de gas y luz a clientes de toda España. La cifra deriva de la resolución de un expediente sancionador contra un pequeño negocio vinculado a Dorset Marketing, el coloso del puerta a puerta que envía a grupos de jóvenes a peinar domicilios en busca de víctimas por todo el país.
"Todo empezó con un acta de Inspección de Trabajo levantada a Valcomunity, una subcontrata de Dorset, en julio de 2015. El expediente ha terminado con la imposición de una sanción de un millón por camuflar una relación laboral de 146 empleados con contratos de falsos autónomos en la Comunidad Valenciana", explica Maite Berenguer, abogada de algunos de los trabajadores afectados.
Según la letrada, Valcomunity y Dorset "han negado durante todo el proceso que esos trabajadores fueran suyos", pese a las evidencias de lo contrario. El caso se ha judicializado y ha recalado en el Juzgado de lo Social de Valencia, que decidirá en cuatro meses: el 27 de enero de 2017.
"Es todo una estafa"
Un exempleado de Valcomunity, alter ego de Dorset en Valencia, arroja más luz sobre la cuestión. "Es todo una estafa. Nos contrataban con un acuerdo mercantil, como autónomos, pero teníamos horario, zonas designadas, incentivos y régimen sancionador como cualquier trabajador", explica a Crónica Global.
"En total, Valcomunity dejó de pagar unos 277.000 euros en cotizaciones a la Seguridad Social. Además, está el menoscabo a los clientes, a quienes estafábamos con hasta cuatro chollos: luz y contratos de mantenimiento", agrega el extrabajador.
Contactada por este medio sobre las acusaciones, la empresa se ha limitado a señalar que "la sanción es menor" y que "está convencida de que ganará el caso, pues hay precedentes".
Un electricista metido a empresario
Sea como fuere, el proceso a Dorset Marketing en Valencia es el primer escollo del exitoso asustaviejas de las eléctricas españolas. Dorset arrancó en 2009 en Barcelona. El mismo año, la firma mudó a Vic, donde ha medrado de la mano de José María Canadell, un exelectricista tornado empresario, y anabolizada por un contrato con Gas Natural.
"En Dorset lo importante era vender. Los que más contratos colocaban eran invitados a una fiesta anual. Todo valía para engañar al cliente. Incluso teníamos una jerga propia para las estafas: 'una luz', 'luz y gas', 'un póker', etc", abunda el extrabajador.
Respecto al entramado societario, abogada y empleados sostienen que todo era un mismo holding con diferentes administradores. Las mentes que pergeñaron la estructura deberán ahora demostrar que, además de compleja, la organización de ventas era legal.