Los Balañá venden de nuevo la plaza de toros Monumental de Barcelona. La familia de empresarios proyectan ahora un centro comercial y un hotel, y para ello peinan el mercado buscando un inversor que adquiera el activo por 41 millones de euros.
La estirpe barcelonesa del mundo del espectáculo quiere aprovechar el hueco que deja el plan de alojamientos turísticos de Barcelona, que define la zona del ruedo como secundaria, esto es, permite nuevas plazas hoteleras siempre que se cierre un número igual.
"El plan de los Balañá es muy apetitoso. Ofrecen la plaza por 41 millones con la promesa de que se puede reabrir como espacio comercial y hotel. Buscan una operación similar a la acometida en la plaza de toros de Las Arenas. Y el precio es muy bueno", explican fuentes del sector inmobiliario.
La operación la pilota el despacho de abogados Boada Associats, el equipo de letrados personal de la conocida familia barcelonesa.
Plan urbanístico
Al parecer, y según señalan las fuentes consultadas, Balañá buscaría aprovechar el espacio que deja el nuevo plan de alojamientos turísticos de Barcelona (Peuat, por sus siglas en catalán) para hacer caja. El ruedo se encuentra en la Zona Específica Dos, lo que significa que podría obtener una licencia si un alojamiento con exactamente las mismas camas se cierra dentro del área.
Preguntado por esta cuestión, un consultor arroja luz sobre la posible permuta. "El Peuat, paradójicamente, beneficiará a los hoteles y pensiones vetustas. Si se aprueba tal y como está ahora, los hoteleros comprarán activos viejos en la zona dos para ganar las camas necesarias para sus proyectos. En otras palabras: especulación", señala.
Dudas vecinales
La posible venta del espacio no convence a los vecinos. "Desde que cerró llevamos como mínimo cinco o seis bulos sobre en qué se convertiría. Primero un centro comercial, después una mezquita con un gran minarete, para acabar con el traslado de los viejos Encants de la plaza de Glòries, que tampoco prosperó", enumera Joaquim Mallèn, presidente de la asociación de vecinos de Fort Pienc.
El activista subraya la realidad de la plaza. "Está operativa un mes al año para un circo, normalmente en Navidad. Y tiene un Museo Taurino que casi nadie visita. El año pasado albergó un food market, pero con muchas limitaciones. Es una máquina de tirar dinero", recuerda.
Según Mallèn, la protección especial del edificio hace inviable ningún proyecto privado. "Está toda catalogada. Es una maniobra municipal para que Balañá la venda a Ayuntamiento de Barcelona o a la Generalitat al menor precio posible. Y Balañá suelta bulos de venta de vez en cuando para aparentar que hay demanda y subir el precio. Es todo teatro", lamenta.
Prácticamente intocable
La Monumental está calificada como Bien de Interés Cultural Local. El nivel 'B' de protección significa que su propietario debe respetar la fachada, los graderíos e incluso el ruedo de arena. A su vez, la calificación urbanística es 7(a), una llave que distingue los equipamientos comunitarios y que permite usos sociales, deportivos, culturales, lúdicos o como sede de oficinas de la administración.
El candado urbanístico ha impedido la reconversión del espacio --que ocupa 10.000 metros cuadrados en toda una manzana-- desde que se celebró la última corrida. En 2014, el jeque árabe Tamim bin Hamad al Zani ofreció 2.200 millones de euros para transformarla en una gran mezquita, pero la transacción no se concretó.
Antes, el concejal de Comercio de ERC, Jordi Portabella, había planteado trasladar al edificio monumental los viejos Encants, propuesta que tampoco recabó el apoyo necesario.