Foment del Treball, la gran patronal catalana, es prudente antes de tomar la decisión de expulsar por primera vez en su historia a una territorial por sus desmarcajes con la línea acordada por mayoría en la institución. Los miembros del comité ejecutivo decidieron en un debate rápido este lunes confiar a la comisión de régimen interno encargada de velar por los estatutos y el código ético vigente la elaboración de un dictamen sobre el futuro de Cecot, la patronal díscola de Terrassa (Barcelona) liderada por Antoni Abad.
De esta forma, el ejecutivo egarense y sus máximos colaboradores tendrán la oportunidad de justificar los actos de los últimos años que contradicen el código ético vigente ante el órgano de vigilancia presidido por Josep Manuel Basáñez.
Reglamento de 2013
El encargo a la comisión es precisamente ese, analizar las acciones de Cecot durante los últimos años que podrían chocar con el reglamento de la patronal aprobado en 2013 que marca, por ejemplo, que cada organización respetará su territorio de referencia o que todas las actuaciones tendrán como “objetivo prioritario el interés común del empresariado que Foment representa”.
El caso que más ampollas ha provocado en la organización es el traslado de la noche empresarial de Cecot de Terrassa a Barcelona por segundo año consecutivo, cuando el primer evento ya provocó la censura de la cúpula de la gran patronal.
Prudencia empresarial
Haciendo gala de la prudencia que el empresariado reclama en otros ámbitos, la comisión ejecutiva de Foment se ha comprometido a escuchar a Abad y buscar una fórmula común de entendimiento en la que exista un compromiso futuro de cumplir con los estatutos. Tanto en el plano de expansión territorial como en el político, donde la voz disonante de Cecot con las tesis de Foment se ha hecho sentir en un momento de máxima tensión en Cataluña.
Foment del Treball y su presidente, Joaquim Gay de Montellà, se han opuesto al proceso independentista por los efectos que produciría en la dinámica empresarial. La patronal se ha convertido en una de las pocas instituciones que han reclamado públicamente y en repetidas ocasiones un pacto fiscal y el diálogo entre Madrid y Barcelona para encontrar un punto de entendimiento ante los retos que tiene ante si Cataluña.
Cecot, en cambio, es muy próxima a CDC y al presidente Artur Mas. Tanto, que el programa económico de Junts pel sí salió de Terrassa, algo que molestó profundamente a la dirección de la patronal. Abad incluso fue candidato por Convergència, entonces CiU, en el Congreso en el año 2000 y su nombre fue uno de los que más sonó para convertirse en consejero de Empresa en el primer mandato del actual presidente en funciones. Finalmente, Mas optó por a figura del independiente Xavier Mena que dejó un legado sin demasiada transcendencia en el departamento.
Dictamen sin fecha de emisión
Basáñez y el resto de miembros de la comisión dispondrán de todo el tiempo que necesiten para elaborar el dictamen sobre Cecot. Los miembros de la comisión ejecutiva consultados aseguran que deben realizar un examen con profundidad de los hechos y que el tiempo debe ser un obstáculo para conseguir un análisis con buena fe y mucho sentido común.
Indican que se trata de un paso muy importante para Foment del Treball y que no se pueden eludir las consecuencias políticas que acarreará en un momento en que las relaciones entre la patronal y la Generalitat de Cataluña son más que mejorables.
Decisión final refrendada
Cualquier paso que se dé a partir de la fecha será muy repensado y si se llega a la expulsión, deberá ser refrendada primero por el comité ejecutivo y luego por la junta directiva, donde Abad tiene presencia.
La tesis de parte de la cúpula de la patronal es que Cataluña no se puede permitir más de las tres grandes organizaciones empresariales actuales: la Cambra de Comerç, Pimec y Foment del Treball y su asociada, Fepyme. Se buscará el entendimiento y el compromiso de Cecot, pero la carta de la expulsión sigue sobre la mesa.