¿Cómo se estructura el presupuesto de la Unión Europea? ¿Y el del Parlamento Europeo? Son cuestiones importantes que los más de 500 millones de ciudadanos europeos con derecho a voto deberán tener en cuenta a la hora de preparar su voto de cara a las próximas elecciones europeas que se desarrollarán del 22 al 25 de este mes.

Según datos que ha podido contrastar CRÓNICA GLOBAL de fuentes comunitarias, apenas un 1% de la riqueza de la Unión, es decir, unos 240 euros por habitante, va a parar al presupuesto anual de la UE, que asciende a más de 120.000 millones de euros al año. Es muy poco comparado con las sumas que corresponden a los impuestos nacionales. Y, sin embargo, este dinero permite financiar políticas importantes que benefician a los ciudadanos.

Para poner estas cifras en perspectiva, la UE publicó un estudio en 2011, en plena crisis económica, en el que destacaba que el presupuesto de la Unión para ese año (129,3 millones de euros) supuso el 1,02% del PIB europeo anual (12.649 millones), cifra que contrasta enormemente al compararla con países como Reino Unido (cuyo gasto público ese año supuso un 48,5% de su PIB nacional), Finlandia (54,8%) o España (45,2%).

¿De dónde viene el dinero de la UE?

Los Estados miembros financian la UE con un 0,73% de la renta nacional bruta de cada Estado Miembro. Sin embargo, estos fondos representan solo dos tercios del presupuesto final de la Unión: La UE tiene además otras dos fuentes de ingresos, pues obtiene recursos propios de los derechos de importación que cobra a los productos procedentes de países no miembros y de un porcentaje del impuesto sobre el valor añadido (IVA) recaudado por cada país miembro.

Además, la UE retiene impuestos sobre los sueldos de su personal, además de recibir las aportaciones de países no miembros a una serie de programas europeos, a lo que hay que añadir los importes de las multas a empresas que vulneran la normativa europea.

¿Cuánto le cuesta al ciudadano el Parlamento Europeo?

En concreto, el funcionamiento del Parlamento Europeo supone un gasto de 3,10 euros al año para cada ciudadano de la Unión Europea, cifra que representa el 37,8% del coste del Bundestag para cada alemán (8,20 euros); el 38,2% de lo que su Parlamento nacional cuesta a cada francés (8,10 euros); el 42,4% del coste que supone para cada británico (7,30 euros) o el 53,4% del gasto al que debe hacer frente cada estadounidense.

En concreto, el presupuesto del Parlamento Europeo (PE) –que tiene actualmente tres sedes en Bruselas (Bélgica), Estrasburgo (Francia) y en Luxemburgo- para el año 2014 es de 1.756 millones de euros, de los cuales el 35 % está destinado a gastos de personal, principalmente el salario de los 6.000 empleados que trabajan en la Secretaría General y en los grupos políticos. Además, estos gastos incluyen los costes de interpretación, traducción externa y gastos de misión para el personal. Aproximadamente un 27 % del presupuesto para 2014 se destina a gastos de los diputados, entre los que se incluyen salarios, gastos de viajes, despachos y la remuneración de asistentes personales.

Hacia una única sede del Parlamento Europeo

En 1992, los gobiernos nacionales de la UE decidieron por unanimidad fijar las sedes de las instituciones europeas, quedando de la siguiente forma: Estrasburgo: sede oficial y de la mayor parte de las sesiones plenarias Bruselas: donde tienen lugar las reuniones de las comisiones parlamentarias Luxemburgo: sede de la Secretaría del Parlamento (dirección de personal).

En 1997 toda esta disposición fue incorporada en el Tratado de la UE. Cualquier cambio en el sistema actual tendría que ser parte de un nuevo tratado acordado por unanimidad por todos los Estados miembros y ratificado por cada uno de sus parlamentos nacionales.

Por medio de varias resoluciones, los eurodiputados han solicitado un cambio en el Tratado para permitir al Parlamento decidir la ubicación de su sede y su organización interna.

Los eurodiputados aseguran que sería "más eficaz, rentable y respetuoso con el medio ambiente" si el PE tiene una sede única. Tener un único lugar de trabajo para el Parlamento Europeo se traduciría en un ahorro de 88,9 millones de euros al año. Este es el 4,96% del proyecto de presupuesto del Parlamento Europeo para 2014.

En cuanto a los costes medioambientales, las emisiones de CO2 asociadas a las transferencias desde y hacia los tres lugares de trabajo han sido estimados en 11.000 toneladas, que es el 11% de la huella de carbono total del Parlamento en 2011.

Un Parlamento más sostenible

Entre 2006 y 2011, el Parlamento ha logrado reducir un 23,4% sus emisiones de dióxido de carbono por empleado. Además, desde ese año, el 100% de la electricidad suministrada a los edificios del Parlamento en los tres lugares de trabajo procede de fuentes renovables y algunos de los edificios son ya autosuficientes.

En el Parlamento se utilizan 24 lenguas oficiales, las dos últimas en incorporarse a esta lista han sido el irlandés y el croata (1 de julio de 2013), que se unen al alemán, búlgaro, checo, danés, alemán, inglés, estonio, finlandés, francés, griego, húngaro, italiano, letón, lituano, maltés, polaco, portugués, rumano, eslovaco, esloveno, español y sueco.

El Parlamento emplea a unos 430 intérpretes de plantilla y también puede recurrir a 2.500 intérpretes autónomos. Además, entre 800 y 1.000 intérpretes están disponibles para las sesiones plenarias. Por su parte, el Parlamento emplea a cerca de 700 traductores, que traducen más de 100.000 páginas al mes. La Dirección General de Traducción del PE dispone del 23,5% del total de la plantilla que trabaja para el Parlamento.