La sombra de Duran i Lleida en la sede de Unió Democràtica de Catalunya / EFE

La sombra de Duran i Lleida en la sede de Unió Democràtica de Catalunya / EFE

Política

A Unió Democràtica de Catalunya solo le quedan banderas para pagar su deuda

El plan de liquidación del partido de Duran i Lleida desvela que dispone de cuatro millones de euros para responder de un déficit de 22 millones

3 mayo, 2017 00:00

La falta de acuerdo con los bancos abocó a Unió Democràtica de Catalunya (UDC) al concurso de acreedores, hace ya casi un año, y el plan de liquidación del partido no le augura un buen fin: apenas tiene activos para hacer frente al pasivo. Entre los primeros, según destacan los administradores judiciales, unas cuantas banderas.

El grupo liderado por Josep Antoni Duran i Lleida estimó inicialmente un déficit de 19 millones de euros, pero el pasivo que acumula en total es de 22,5 millones, según un auto entregado por el propio partido al titular del Juzgado de lo Mercantil número 4 de Barcelona.

A Unió Democràtica de Catalunya le quedan unas banderas simbólicas

El plan de liquidación, con fecha de 20 de abril y al que ha tenido acceso Crónica Global, señala que Unió Democràtica de Catalunya dispone de una serie de bienes y derechos especiales por su naturaleza, como las banderas. En concreto, “dos emblemáticas banderas de Cataluña”, según reza el documento.

Ambas se consideran simbólicas por “haber sido testigo de trascendentes e históricas decisiones políticas”, acontecidas en la vida de la sociedad catalana desde 1975 hasta el presente. Ambas, además, son de gran tamaño y están bordadas en seda. Una de ellas presidía el despacho del propio Duran i Lleida y, la otra, la sala del comité de gobierno de UDC.

Pero no son las únicas: el partido en vías de extinción dispone, además, de dos banderas de la Unión Europea, también de gran tamaño y también de seda. Ocupaban un puesto destacado junto a las enseñas de Cataluña en los lugares citados.

Calle Nàpols, 35: el último local de Unió Democràtica de Catalunya

Archivo histórico

A ellas hay que sumar otras 150 banderas catalanas, propiedad de Unió Democràtica de Catalunya, de tamaño mediano que han sido utilizadas para los diferentes mítines políticos del partido, además de otro tipo de eventos. Se trata de unos bienes cuya venta directa se descarta y que deberán ser subastados para poder conocer si tienen interés económico. En caso contrario, el partido tendrá que donarlos a la Generalitat de Cataluña.

El plan de liquidación incluye en el mismo punto, y sujeto a idénticas condiciones, un archivo histórico que recibe el nombre de Ferran Camps. Una fuente fundamental para conocer la historia contemporánea de Cataluña, según el documento, desde la época en la que se fundó el partido, en 1931.

Está compuesto por documentación textual, carteles, fotografías, casetes, películas, vídeos, libros y revistas y se conserva en la antigua sede de Unió Democràtica de Catalunya. No fue valorado en el inventario de bienes y derechos como consecuencia de su dificultad para saber si tiene valor económico.

“La declaración del Archivo Histórico en el catálogo del Patrimonio Cultural Catalán no supone que la concursada deje de ser la titular y propietaria del mismo, sino que atribuirá a la Generalitat determinados derechos patrimoniales”. Por ejemplo, el tanteo y retracto en el caso de que un tercero se interesara y realizase una oferta. Algo que, de momento, no ha ocurrido.

La administración concursal advierte, en las reglas especiales relativas a la liquidación del archivo, de que de ser declarado bien de interés patrimonial, el Gobierno catalán será titular de un derecho de retracto.

Masa activa insuficiente

Otros bienes ajenos a la naturaleza del partido son, principalmente, sus dos inmuebles. La sede de Barcelona, situada en el número 35 de la calle Nàpols, y la sede de Tàrrega (Lleida), ubicada en el número 20 de la calle Agollers. Forman parte de la lista de las partidas que conforman parte del activo de UDC, que suma un total de 4.062.821 euros para una deuda de 22,5 millones.

Las reglas generales de la venta directa marcadas en el plan de liquidación dictan la modulación de los precios de traspaso de los distintos bienes. Durante el primer mes de la fase de enajenación, los activos se venderán por un importe igual o superior al 80% del valor asignado. El porcentaje será del 50% durante el segundo mes, y del 30% durante el tercero.