UGT y CCOO de Cataluña parecen decididos a marcar ciertas distancias con el independentismo y con los promotores del procés. La imagen que les vincula al nacionalismo catalán no ha sido tan rentable como preveían, y ahora tratan de desmarcarse de ese proyecto perdedor asegurando que son transversales y que no están a favor de la secesión.

La gota que colmó la paciencia de muchos afiliados fue su participación activa en la manifestación del pasado 15 de abril en Barcelona en defensa de los dirigentes independentistas encarcelados por cometer presuntamente graves delitos en la implementación del plan para la secesión unilateral e ilegal.

Sin embargo, la descomposición viene de mucho más atrás --el hedor hace años que era evidente--. Y, sobre todo, sería de una indecencia inadmisible que los dos sindicatos mayoritarios se fuesen de rositas después de haber sido una pieza fundamental en el engranaje del procés.

Sería de una indecencia inadmisible que UGT y CCOO se fuesen de rositas después de haber sido una pieza fundamental en el engranaje del procés

Hoy, Primero de Mayo, es una buena oportunidad para recordarles a los --teóricos-- defensores de los derechos de los trabajadores que son tan responsables como el que más de la deriva nacionalista de los últimos tiempos. Una locura que ha convertido Cataluña en una sociedad cuyas fracturas sociales --en el mejor de los casos-- tardarán generaciones en recomponerse y cuya prosperidad ha sido lastrada indefinidamente.

En julio de 2010, UGT y CCOO de Cataluña --entonces lideradas por el hoy máximo responsable del sindicato a nivel nacional, Josep Maria Àlvarez, y por Joan Carles Gallego, respectivamente-- promovieron activamente la manifestación nacionalista contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía de Cataluña, tantas veces utilizada en vano para hacer victimismo.

Durante 2012, ambos sindicatos no dudaron en sumarse a la reivindicación insolidaria del concierto económico que Artur Mas se sacó de la chistera. Para ello, no tuvieron reparos en liderar memoriales de agravio junto a la burguesía catalana más casposa, de la mano de Òmnium Cultural y el Ateneo Barcelonés, y con personajes como Miquel Roca y Francesc Cabana, cuñado y exsocio de Jordi Pujol en Banca Catalana.

Poco después, cuando Mas se lanzó por el barranco sin sentido del 9N, UGT y CCOO le acompañaron gustosamente. El sindicato ugetista incluso defendió en el editorial de una de sus revistas de cabecera las bondades de la independencia de Cataluña y comprar todos los argumentos victimistas del nacionalismo más rancio (como el de que España “estrangula” económicamente a Cataluña).

De aquella época es la foto infame de Àlvarez --antes, Álvarez-- y Gallego con la entonces presidenta de Òmnium Cultural, la desaparecida Muriel Casals, para apoyar la consulta secesionista junto a un cartel que rezaba: “El mundo del trabajo por el derecho a decidir”.

Durante la crisis, UGT y CCOO de Cataluña se han preocupado más por mostrar públicamente su apoyo y complicidad con el procés que por luchar por los derechos de los trabajadores y de los más desfavorecidos

UGT y CCOO de Cataluña tampoco titubearon a la hora de adherirse al Pacte Nacional pel Dret a Decidir, un instrumento más del nacionalismo catalán más reaccionario para avanzar en el procés.

Durante todos estos años, tanto UGT como CCOO de Cataluña han encabezado las principales manifestaciones en defensa de la inmersión lingüística escolar obligatoria exclusivamente en catalán, es decir, en contra del bilingüismo equilibrado en castellano y catalán que han ordenado los tribunales en reiteradas ocasiones.

De hecho, ambos sindicatos forman parte de Som Escola, una entidad controlada por Òmnium que trabaja para evitar la reintroducción del bilingüismo en las escuelas catalanas con el argumento de que rompería la “cohesión social”.

CCOO fue más allá y llegó a ofrecer un “servicio de asesoramiento técnico” a los directores de los colegios para “desobedecer” la LOMCE en la regulación del uso equilibrado de ambas lenguas oficiales.

Durante la mayor parte de la reciente crisis que ha asolado España, UGT y CCOO de Cataluña se han preocupado más por mostrar públicamente su apoyo y complicidad con el procés --de la mano del nacionalismo de derechas-- que por luchar por los derechos de los trabajadores y de los más desfavorecidos. Todo ello con la aquiescencia de las direcciones nacionales de los sindicatos.

Ante el referéndum secesionista ilegal del 1-O, UGT y CCOO de Cataluña también ejercieron de comparsas del nacionalismo radical a través de la denominada Taula per la Democràcia, avalando de esta forma todo el procés. E incluso mostraron su apoyo a la huelga política convocada por el independentismo el 3 de octubre.

¿Y todavía se preguntan por qué pierden afiliados? A otro perro con ese hueso...