Xavier Domènech es un ingenuo o un tonto de capirote. Mira que decir que no entiende a qué vino la entrevista de Sanchis a Puigdemont del domingo por la noche (éxito brutal de audiencia, por cierto). Aduce el hombre --y no le falta razón-- que no detectó novedad alguna en el discurso de Puchi, como si eso les importara algo a los procesistas y al director de TV3. Se trataba, una vez más, de mantener encendido el fuego de la secesión sacando al líder para que se viese que está hecho un potro. Nada más. O sea, nada, pero más que suficiente para que el director de TV3 se diese un garbeo por Berlín. O, en todo caso, una muestra más de que en la nostra, aunque estén tiesos de pasta por culpa del pérfido Montoro, siempre se pueden arañar unos euros para lo que realmente interesa. Todo por el prusés. No hay ni un clavo para nada, pero se gasta lo que haga falta para enviar gente a Bruselas, Berlín, Edimburgo, Ginebra y cualquier lugar al que se haya dado el piro algún participante en el pronunciamiento civil de hace unos meses. El Parlament contribuye a fer bullir l'olla retrasando la formación de gobierno todo lo que puede. Los medios de comunicación y el Parlamento están al servicio, básicamente, de alargar el prusés hasta la náusea.

En su agitprop permanente, TV3 no descuida ni el frente interno ni el externo. Y en el interno, por cierto, se acaba de dar un paso de gigante en la destrucción del adversario. Hasta ahora, la misión del unionista invitado a algún programa era ser linchado por los demás contertulios y por el presentador del programa; pero hace unos días, Preguntes freqüents --ese espacio que produce mi amigo Andreu Buenafuente, mientras él se lucra a costa de los españoles desde Movistar, y cuyo único tema es el independentismo-- consiguió que al linchamiento habitual se sumara el del público, gracias a un insulto no desvelado que una dulce abuelita lanzó a Jordi Cañas mientras éste se las tenía con Ramón Cotarelo. La presentadora, Laura Rosel, se disculpó mucho, pero no expulsó a la buena señora del plató, aunque había hecho méritos suficientes para conseguirlo. Es más, las redes se llenaron de fans de la yaya patriótica, brillando con luz propia el energúmeno Mark Serra Parés, ¡al que ya tardan en darle un programa en TV3!

En TV3, las viejas maleducadas se quedan sin reprimenda y los políticos fugados salen constantemente, aunque no tengan nada nuevo qué decir

¿Se sorprende Xavi Domènech de que en la nostra se utilice todo lo que sea de provecho para el convento? ¡Pero si hasta lo utilizan a él y a cualquier tibio de esos del sí pero no y el no pero sí! En tal situación, las viejas maleducadas se quedan sin reprimenda y los políticos fugados salen constantemente, aunque no tengan nada nuevo qué decir. Y como maniobra empresarial, no hay duda de que es eficaz. Fijémonos en la superaudiencia de Puchi aunque no diga nada relevante. Puestos a compaginar la propaganda con el ahorro, yo creo que bastaría con mantener dos horas en pantalla una foto fija de Puigdemont; de fondo podrían sonar, para demostrar que la ideología no es incompatible con la cultura, los nuevos discos de Titot, Obeses y Els Catarres. ¡Entonces sí que arrasarían con la audiencia! Y con un presupuesto de risa. ¡Toma nota, Vicent!