¿Qué está pasando en el PSOE? Nadie entiende cuál es el fondo de esta tremenda crisis que arrasa un partido troncal en la vida española; el que más reformas y más profundas ha hecho en el sistema productivo y político del país.

Lo más claro de esta guerra civil entre correligionarios es que no se trata de un debate ideológico. El acoso a Pedro Sánchez que los barones socialistas iniciaron hace ya meses era hasta hace poco algo difuso en la medida en que no acababan de hablar claro ni mostraban sus cartas.

Ha tenido que ser Felipe González quien diera la cara para propinar el golpe de gracia con un estilo --permítaseme la expresión-- bastante navajero. Pero, como casi siempre hace, ha dejado las cosas en su sitio. Lo que se discute es dar apoyo a la investidura de Mariano Rajoy, salvar al presidente del PP y a su Gobierno. Ese es el tema.

Lo que se discute es dar apoyo a la investidura de Mariano Rajoy, salvar al presidente del PP y a su Gobierno. Ese es el tema

El viejo dirigente socialista está de vuelta de todo, solo le interesan los grandes negocios internacionales, tanto monetarios como diplomáticos. Así que le tiene sin cuidado que el mundo vea cómo revela una conversación privada en la que el secretario general del PSOE se comprometía a desobedecer al comité federal del partido para que Rajoy siguiera en la Moncloa. El fin siempre justifica los medios.

En el momento en que Pedro Sánchez anunció las primarias y el congreso como mecanismo de defensa ante una presión que ahora ya podemos llamar felipista firmó su sentencia de muerte. Fue la alerta para que el expresidente se lanzara sobre él y diera la señal de salida.

El caos que ha venido después parece definitivo: la dirección está gravemente dividida. En estas condiciones es evidente que Pedro Sánchez ha perdido y que ya no le queda recorrido. Debe dimitir, aunque gane el pulso.

La pregunta ahora es: quién le ha ganado, quién se beneficia con su derrota. ¿Felipe González? ¿Susana Díaz?

Mariano Rajoy, evidentemente. Tanto si vuelve a someterse a la investidura --¿quién garantiza disciplina de voto en el Grupo Parlamentario Socialista?-- como si convoca las terceras elecciones que con tanto esmero viene preparando desde el 26J.