Hace exactamente seis años y dos meses, impactada por un caso de cáncer cercano, decidí dejar de fumar. La verdad es que no fumaba mucho –tres o cuatro Marlboro Lights al día, el primero siempre con el café después de comer–, pero, aun así, me costó desengancharme.

Recuerdo retorcerme las manos ansiosamente después de cenar, anhelando el cigarrillo nocturno que anticipaba el momento de desplomarme en el sofá con mi onza de chocolate negro y mi infusión relajante de YogiTea. Soy una persona de rituales, y el cigarrillo vespertino era uno de ellos, igual que el de después de comer, con el café, y el de la cervecita con los amigos. Pues nada. Fuera. Nunca más.

“Además, tú nunca has sabido fumar, te queda mal, no te pega”, se rio hace unos meses mi amigo Joan en un reencuentro con compañeros de la universidad. Alguien me había ofrecido un cigarrillo –un Marlboro Light, y no uno de esos de liar, que me dan náuseas– y aparentemente me lo estaba fumando igual que cuando salíamos de fiesta 25 años atrás: sujetándolo con los dedos de la mano derecha muy tensos, en plan pinza, y frunciendo los labios en una mueca extraña. Todo lo contrario a fumar en plan sexi, que es lo que yo pretendía, vaya.    

Nadie que esté bien de la cabeza podría recomendar hoy fumar, pero hay que admitir que, al menos desde una perspectiva estética, el acto en sí puede llegar a ser muy atractivo, especialmente cuando el que sujeta el cigarrillo ya es guapo de por sí. Eso es lo que debió pensar también el fundador de @Cigfluencers, una cuenta de Instagram con cerca de 43.000 seguidores que publica fotos, antiguas y nuevas, de gente guapa y famosa fumando.

“Gente guapa manteniendo vivo el arte de FUMAR y SER COOL”, puede leerse en la bio de @Cigfluencers, fundada el año pasado por un canadiense de 25 años viciado a los Camel Blue llamado Jared Oviatt. “Joe Camel es realmente el mayor Cigfluencer de todos los tiempos”, dijo Oviatt en una entrevista reciente con Interview Magazine, la mítica revista sobre creatividad fundada en 1969 por el artista Andy Warhol.

Lo primero que hice al entrar en la cuenta de @Cigfluencers fue buscar fotos de Jeremy Allen White, el protagonista de la serie The Bear y del último anuncio de calzoncillos Calvin Klein, de quien estoy perdidamente enamorada. Encontré dos: en una aparece con camiseta imperio, luciendo brazo musculado, con el cigarrillo colgando de sus carnosos labios; en la otra, un poco posterior, aparece junto a Rosalía, con quien se supone que tiene un lío, los dos en ropa deportiva blanca y negra, charlando animadamente, con el cigarrillo en la mano. “JAW va subiendo poco a poco en la clasificación como Cigfluencer más importante de 2023...”, escribe Oviatt en el pie de foto.

Además de JAW, he encontrado fotos muy atractivas de Cillian Murphy, ganador del Oscar a mejor actor por Oppenheimer y mítico protagonista de Peaky Blinders; de Ben Affleck, de Fran Lebowitz, de Winona Ryder… La lista es larga y muy indecente, pero, por suerte, no me ha devuelto las ganas de fumar.

“¿Crees que fumar está otra vez de moda?”, me preguntó hace poco un amigo americano, preocupado por si su hijo de 18 años empieza a fumar ahora que viven en Barcelona. No supe qué contestarle. Quiero pensar que no, que los adolescentes de hoy no entran en clase habiéndose fumado ya un cigarrillo en la puerta del instituto a las ocho de la mañana, como hacía yo. Que lo que está de moda es comer sano y hacer deporte. Pero parece que me equivoco: según un estudio publicado en julio de 2023, el 57,2% de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años cree que fumar “está de moda” porque lo hacen actores, streamers o influencers y más de 51 millones de jóvenes de esta franja de edad siguen a influencers españoles que “muestran humo digital” en sus redes.

Por otro lado, nueve de cada diez jóvenes españoles han estado expuestos al tabaco o a las nuevas formas de consumo (vapeo, tabaco calentado…) a través de las redes sociales y de plataformas de vídeo bajo demanda. Las cifras provienen del análisis Influencers españoles y el impacto del humo digital en los jóvenes, llevado a cabo por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) junto a la consultora Lasker con el objetivo de “advertir” sobre cómo estos contenidos aumentan las posibilidades de que los jóvenes se hagan consumidores de tabaco.

“Se trata de un problema de salud pública gravísimo”, apuntó Diego de Haro, técnico del Observatorio de la AECC, al presentarse el estudio, en julio de 2023. Y sostuvo que no es suficiente con liberar de humo espacios públicos como parques y playas, sino que también hay que conseguir que desaparezca el “humo digital” de internet.

Soy una gran defensora de la libertad de expresión, pero después de leer estos datos, al fundador de @Cigfluencers le diría: piénsatelo bien.