El ex jefe de los comerciantes catalanes, Miguel Ángel Fraile, y la avenida del Portal del Ángel de Barcelona / CG

El ex jefe de los comerciantes catalanes, Miguel Ángel Fraile, y la avenida del Portal del Ángel de Barcelona / CG

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Los comerciantes catalanes preparan la era pos-Fraile

Los tenderos pergeñan una patronal de nuevo cuño que actúe como 'lobby' ante la administración

8 septiembre, 2016 00:00

Los comerciantes catalanes preparan la vida posterior a Miguel Ángel Fraile, el ex secretario general de la Confederación de Comercio de Cataluña (CCC), que hundió la asociación. Pocas horas después de conocerse que la Confederación no superará el bache e irá a la insolvencia, ya trascienden los primeros movimientos, cautelosos, para no dejar al sector sin patronal.

"La crisis de la CCC ha sido un episodio muy triste. Pero una cosa es evidente: el comercio continuará. Las tiendas abren cada día y alguien debe proteger sus intereses. No hay nada en firme, pero se plantean dos ideas. Una, que los gremios catalanes de tenderos se agrupen y que un gerente los coordine. O dos, crear una patronal de nuevo cuño y perder la identidad", explica Miquel Donnay, presidente del Consejo de Gremios de Barcelona.

Esta entidad, que agrupa a 25.000 comercios de la Ciudad Condal y la renovación, jugará un papel esencial en la configuración de la nueva patronal catalana del comercio. "Sólo hay movimientos, pero es evidente que los gremios ya representamos al comerciante. La cuestión es: ¿nos coordinamos?", agrega.

"Sabía lo que heredaba"

Preguntado sobre la caída de la Confederación, que presentará concurso de acreedores tras descubrirse una deuda de más dos millones con bancos y proveedores, el directivo es tajante.

"Se sabía que había mala gestión en la CCC desde finales de 2014. Por ese motivo el Consejo de Gremios de Barcelona abandonó la asociación empresarial un año después. Lo hicimos sin ruido, para ni perjudicar al sector", detalla.

Sobre el rol de Rosa Eritja, la presidenta que ha intentado levantar la organización hasta el último momento, el asociado también es claro. "La presidencia conocía cómo estaba la contabilidad. Seguro que actuó con buena voluntad, pero sabía lo que heredaba", arguye.

Una patronal como una familia

Lo que ha heredado Eritja, y que se encamina hacia el concurso, es una asociación que representaba hasta ahora a 90.000 comercios, pero que presentaba un pésimo estado de cuentas.

Ello tiene una causa, según el directivo: la mala gestión. "No se puede dirigir una patronal como una familia. Como un coto privado. Hay que ser transparente y profesional. No ha sido así, y ahora habrá que crear una nueva", lamenta.