Vida

Mar Flores se va a por tabaco y la reaparición del novio de Olivia Newton-John

El amante del mito de 'Grease' reaparece tras once años en Puerto Vallarta después de irse a pescar con un bote llamado 'Libertad'. La bella Mar se separa del empresario Javier Merino

27 marzo, 2016 01:29

Ir a por tabaco. Cariño, salgo un momento. Patrick McDermott no ha fumado un cigarrillo en su vida. Un tipo afortunado con una novia cañón, nada menos que Olivia Newton-John, la protagonista de 'Grease', el mito sentimental de quienes rondan los cincuenta. McDermott, de origen coreano, tenía una barca pesquera que se llamaba 'Libertad' y un buen día le dijo a la despampante rubia australiana que se iba a pescar con el bote. De eso han pasado once años. No se le volvió a ver el pelo hasta esta semana, en la que las autoridades mexicanas lo han encontrado sano, salvo y descuidado en Puerto Vallarta. Cuando se fue de pesca, debía tan sólo 30.000 dólares, una nonada. Sin embargo, los acreedores le pisaban los talones y McDermott decidió poner mar por medio y botarse de California para largarse a México. Debió de ser duro abandonar a Olivia. O no. Nunca se sabe. El colega se fue a por jureles y hasta hoy.

Nuestro prota había estado casado y fue su primera familia la que lanzó el S.O.S. Su ex mujer mantenía un escabroso contencioso por la pensión del vástago nacido de la unión nupcial con Yvette Nipar. También Olivia trató de encontrarlo y a fin y efecto montó una página web tipo Lobatón. Sin embargo Patrick no dio señales de vida hasta que un detective privado de Texas contratado por la NBC se puso al caso. Le trincaron porque tenía la costumbre de seguir las noticias de su propio rastro por internet. La IP resultó fatal y la policía mexicana lo halló en compañía de otra rubia con acento alemán en las cálidas costas aztecas. Once años duró su aventura.

Su ex mujer y su ex novia, Olivia, ya han emprendido otras vidas y sólo su hijo le tiene un cierto agradecimiento. A McDermott se le dio por muerto y su descendiente cobró cien mil dólares por un seguro de vida que tenía suscrito el desaparecido. No se sabe qué pasará a partir de ahora, puesto que la escapada tipo 'El fugitivo' ha terminado. Olivia lo fipla e Ivette se lo temía. La mejor información está en el periódico La Opinión de México, que además incluye en su portal la historia de un fulano al que le dio por estampar a su gato contra la pared en repetidas ocasiones.

Mar Flores tampoco se ha ido a por tabaco porque no fuma, pero ha dejado al empresario Javier Merino despues de 18 años de matrimonio. La impresionante ex modelo y bellezón de bandera ha roto con el empresario que salía en la lista de Cristóbal Montoro como moroso. La pareja ha emitido un comunicado hortera en el que anuncia la "suspensión temporal de la convivencia", que es la misma expresión que utilizó la Infanta Elena para desposarse de su marido, el recio aristócrata y patrón de la elegancia Don Jaime de Marichalar. Eso es una señal fatal.

Maldito tabaco. En mayo del año pasado, la policía encontró a un anciano tirado en la calle Alcalde Sainz de Baranda, un bulevar de Madrid plácido y plagado de terrazas a dos pasos del Retiro. Estaba en coma y no portaba documentación. Tras una compleja y completa investigación, la policía desentrañó la vida del finado. Un buen día de 1959 se fue de casa con la excusa de que se había quedado sin Celtas sin filtro. Se fugó de una esposa amantísima y tres hijos, engañó a un legionario canario que se iba a la Argentina y le pispó la documentación. Volvióse a casar en Madrid con una viuda con una hija y emprendió una segunda vida. El estafado cascó en el 79 en Argentina y el cadáver de Sainz de Baranda, tras un análisis forense, fue delatado por la química forense. En Barcelona había dejado mujer y tres descendientes. Sólo le ha sobrevivido uno de los hijos. El fugado se llamaba Manuel Rozas Latorre, natural de Magallón (Zaragoza) y nacido el 6 de octubre de 1923 y como ya se ha dicho, un día de 1959 y a la edad de 46 años se dio el piro. Mi vida, me quedé sin cigarrillos, no me esperes a cenar. Te quiero y siempre te querré.

Roald Amundsen también se fue a por un pito agobiado por las deudas y llegó el primero al Polo Sur.