Es una de las profesiones de moda. Miles de adolescentes en nuestro país sueñan con ser influencer. No es para menos. Los influencers mueven ya en España más de 100 millones de euros anuales. Además, la inversión en influencer marketing se ha disparado un 70% en los últimos dos años. Ser influencer es, para muchos, un sueño. Las cifras son golosas. Se estima que los perfiles con más de un millón de seguidores podrían llegar a ganar entre 3.000 y 6.000 euros por campaña. Pero no es oro todo lo que reluce.
Ainhoa Rosado sabe bien de lo que habla. Esta periodista consultora de marketing y moda cree que “el gran problema que hay ahora en las redes sociales, y sobre todo en Instagram --una shop andante, la mejor red si lo que buscas es conversión--, son los mitos que sobrevuelan sobre esta nueva profesión, el influencer. Se proyectó como una profesión aspiracional relacionada con regalos, viajes y éxito, pero ¿es real? Oye, aseguro que sí, que toda esa parte es totalmente cierta, pero ¿se cuenta el trabajo 24/7 que hay detrás? ¿Se habla de la necesidad de apoyo psicológico para entender y asimilar esa fama? Nada, solo se vende lo fashion y glamuroso. Como experta en marketing y madre, tengo que confesar que no es un mundo al que le tenga miedo, quizás porque lo domino. Por eso, si viera potencial en alguno de mis hijos lo animaría a tener un perfil profesional, pero siempre como hobby, sin más aspiración que compartir contenido de valor”, reflexiona Rosado.
Una oportunidad para formarse
Esta experta en marketing considera las ganas de convertirse en influencers de los adolescentes, una oportunidad para formarse en materias que le pueden ayudar en un futuro y en realizar un trabajo más profesional, por ejemplo “en marketing digital, diseño gráfico, fotografía o edición de vídeo. Sinceramente, a mí me apasiona la creación de contenido y me parece un arte, un trabajo súper creativo que puede desarrollar habilidades muy interesantes en sus futuros perfiles profesionales. Ahora, es muy importante apoyar emocionalmente para que entiendan la frustración cuando la audiencia no responde como esperan y manejar la gestión del éxito si llegaran a tener una cuenta con miles de seguidores”.
Querer ser influencer --y dedicarle mucho tiempo-- muchas veces no basta. “Tener una estrategia de marca personal, de contenidos y de negocio es una de las claves. Ofrecer contenido diferente, que aporte valor a la audiencia y de calidad también: desde un vídeo bien producido, a un copy persuasivo, al uso de la herramienta Instagram para sacar el mayor partido técnico y conseguir alcance y visibilidad”, afirma Rosado. Sin embargo, recalca, “no todos tienen “magia”. Los creadores de contenidos son artistas y como tales no todos tienen ese “algo” que los hace especiales. Pasa lo mismo con un cantante, por muy bien que cante, no todos tienen carisma, un atractivo a nivel estético, empatía con el público; eso es algo que se tiene o no tiene, no se puede trabajar”, añade.
Por eso, esta experta en marketing se niega “a aceptar el ser influencer como un objetivo, no se debe tener tal pretensión cuando es algo que no puedes controlar”, sostiene. Porque el riesgo de frustrase es realmente alto. “Instagram se maneja por inteligencia artificial y no puedes luchar con esto a nivel técnico. El algoritmo hace de las suyas y decide, según infinidad de factores, qué contenido mostrar. Tienen que sentirse cómodos y satisfechos del trabajo que pueden controlar (creación de contenidos de calidad, buena foto, buena estrategia…), pero deben entender emocionalmente que lo incontrolable no les puede afectar, porque puede que jamás consigan tener una comunidad importante como para que las marcas se interesen en su perfil”.
Estar preparados para el fracaso
Para que de adolescentes mantengan los pies en la tierra, es importante un trabajo previo. “La educación de casa es fundamental. Y también hablar con naturalidad de lo que puede llegar a ser la realidad de ser influencer. Deben entender que lo que un niño admira desde niño no es lo que vaya a desear de adulto. La comunicación es vital siempre, y en estos casos tiene consecuencias muy positivas”, recomienda la psicóloga Ana Asensio, fundadora de Vidas en positivo.
Si por no llegar a ser influencers sienten una gran frustración, “y ésta conlleve la tristeza o sentimiento de fracaso de nuestra hija/o, es importante que demos nuestro apoyo, que apliquemos la relatividad del tiempo, que les hagamos ver que la vida tiene otras muchas oportunidades y, sobre todo, insistir en que no debe entender los resultados como una identificación de su valía personal. Animar a nuestros hijos, ofrecerles nuestro hombro, comprender sus emociones y respetarlas y cuando todo esté más calmado ofrecer educación emocional y consejos saludables son regalos de vida que suavizarán el golpe y darán un ejemplo de amabilidad y amor tan importante para la autoestima y el desarrollo personal”, anima la psicóloga Asensio.
No obstante, reconoce esta psicóloga que “la salud emocional puede verse alterada si nuestra vida gira principalmente alrededor de la exposición que tenemos hacia fuera, hacia los likes, hacia las opiniones, seguidores, contratos... Y esto necesita ser muy reforzado con apoyo familiar y en ocasiones profesional para asentar bien las bases y dar mucho contexto y realidad para que las consecuencias del éxito o del "fracaso" no sean causa de enfermedad mental o trastorno emocional”.