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Las cámaras de una gasolinera, claves para la resolución del crimen de la maleta del Eixample

Los vecinos del ciudadano alemán asesinado aseguran que llevaba una semana sin responder llamadas ni mensajes

6 diciembre, 2022 00:00

Los Mossos d’Esquadra han concluido en tiempo récord una investigación que se auguraba larga teniendo en cuenta las escasas pruebas con las que contaban los agentes: el torso de un hombre blanco envuelto en plástico y oculto en el interior de una maleta que fue arrojada a un contenedor de basura en la confluencia de la calle Casanova y la avenida de Roma, en el barrio del Eixample, en pleno centro de Barcelona. 

Vista desde la gasolinera hacia el edifício y contenedores / LUIS MIGUEL AÑÓN

Vista desde la gasolinera hacia el edifício y contenedores / LUIS MIGUEL AÑÓN

Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de una gasolinera ubicada al otro lado del cruce, en la calle Aragó, han sido claves para la resolución del caso. Los investigadores han recuperado la grabación en la que se aprecia el recorrido que hizo el presunto autor del crimen, el ciudadano irlandés compañero de piso del finado. El acusado recorrió siete pisos y 13 metros: la distancia que separa la vivienda en la que se cometió el crimen, en el 7º del número 91 de la calle Casanova, y el contenedor de ese chaflán.

Desapareció el 22 de noviembre

Dos días después de que un chatarrero hallara el torso del hombre --de identidad desconocida por aquel entonces-- en el interior del contenedor, los amigos de Alex, un ciudadano alemán de unos 50 años afincado en Barcelona, se presentaron en su edificio. Estaban preocupados porque no tenían noticias de él desde hacía una semana. “Me dijeron que no respondía a los mensajes ni a las llamadas desde el 22 de noviembre", recuerda la portera. "La verdad es que llevaba varios días sin verlo, pero no le di mucha importancia porque era un hombre que no salía demasiado”.

Contenedores enfrente del edifício donde se encontrarón los restos del cádaver/ LUIS MIGUEL AÑÓN

Contenedores enfrente del edifício donde se encontrarón los restos del cádaver/ LUIS MIGUEL AÑÓN

Apenas 24 horas después, el caso dio un giro de 180 grados. En el número 91 de la calle Casanova, una comunidad tranquila “de pisos de alquiler de larga estancia”, los Mossos d’Esquadra detuvieron a uno de los dos hombres a los que Alex había subarrendado una de las habitaciones de su casa. A primera hora de la mañana la policía autonómica arrestó en el piso a un ciudadano ucraniano de 31 años que, según la portera, llevaba viviendo en el piso “apenas una semana”. Según su relato, el inquilino ucraniano y el casero alemán podrían no haber coincidido.

El principal sospechoso, su inquilino irlandés

Ese mismo día, la policía científica entró a revisar el 7º 2ª, el piso que compartían Alex y sus dos inquilinos. “Entraron sobre las 16:30 y se tiraron dentro toda la tarde”, expresa la misma fuente. En el interior del piso los investigadores recuperaron indicios y restos de sangre que apuntan a que el alemán fue asesinado y descuartizado en la que fue su vivienda durante los últimos cinco años.

Puerta del séptimo segunda, precintada por Mossos de Esquadra / LUIS MIGUEL AÑÓN

Puerta del séptimo segunda, precintada por Mossos de Esquadra / LUIS MIGUEL AÑÓN

Sobre las 00:30, los Mossos d’Esquadra detuvieron al segundo inquilino, el ciudadano irlandés de 51 años y principal sospechoso en la entrada del edificio. “Llevaba aquí viviendo como mucho dos semanas”, apunta la portera, que asegura que “los vecinos no escucharon ninguna pelea en los días previos al crimen ni ningún ruido extraño en los posteriores”. Según la trabajadora de la finca la desaparición del alemán coincide en el tiempo con la llegada de este inquilino.

El móvil, ¿relacionado con las drogas?

Voces vecinales han asegurado a este medio que no les consta que ambos, la víctima y el presunto autor, tuvieran una mala relación. No recuerdan ninguna pelea. Tampoco ningún olor desagradable en los últimos días, más allá del que desprendía el presunto asesino. “Apestaba a alcohol”, señalan los vecinos a los que los Mossos entrevistaron durante los últimos días. “Lo he visto varias veces borracho, con un colocón que no veas”, subraya uno de ellos.

Vista de la escalera del edificio / LUIS MIGUEL AÑÓN

Vista de la escalera del edificio / LUIS MIGUEL AÑÓN

Las mismas voces señalan que nunca pudieron imaginar que el autor de los hechos estuviera entre los vecinos de la comunidad. Aunque desconocen el móvil del crimen, apuntan a un posible asunto de drogas como trasfondo. “El alemán algunas veces se drogaba, pero no sé si manejaba o no manejaba…”, apuntan.

Los vecinos, “acojonados”

Después de que el titular del Juzgado de Instrucción 23 de Barcelona ordenara el ingreso en prisión provisional sin fianza del irlandés y dejara en libertad con medidas cautelares al ucraniano, los vecinos esperan “que no vuelva” por el edificio. “Están acojonados”, expresa la portera.

Puerta de entrada al edifício / LUIS MIGUEL AÑÓN

Puerta de entrada al edifício / LUIS MIGUEL AÑÓN

Por el momento parece que no lo podrá hacer aunque quiera, dado que la vivienda en la que según los indicios se cometió el macabro crimen sigue precintada por los Mossos d’Esquadra. Al lado de la puerta, sellada con una pegatina del cuerpo autonómico, contrasta la del vecino, adornada con una corona navideña. A escasos centímetros del llamativo adorno, la luz verde de un videoportero ilumina el rellano. “La cámara ya estaba aquí, pero tiene un ángulo muerto y no capta la distancia que separa al 7º 2ª del ascensor”. Un hecho que podría haber tenido en cuenta el presunto asesino, que no cayó en el resto de cámaras que le estaban apuntando.