Durante décadas, el título universitario fue el símbolo tangible de haber culminado una carrera. Un documento solemne, enmarcado o guardado con celo. Hoy, para miles de graduados catalanes, ese papel ha perdido buena parte de su utilidad.
La generalización de los trámites electrónicos en el ámbito académico y laboral ha cambiado los hábitos de toda una generación, hasta el punto de que cada vez más universitarios se gradúan sin recoger el título oficial.
Desde la implantación del Registro Nacional de Titulados Universitarios Oficiales (RNTUO), el sistema estatal que permite verificar electrónicamente las titulaciones universitarias, y la posibilidad de acreditar estudios a través de plataformas como Carpeta Ciudadana, el diploma físico ha dejado de ser imprescindible para acceder al mercado laboral o continuar formándose. Las universidades lo notan en sus archivos.
Imagen aérea de dos estudiantes universitarios
Desde Crónica Global se ha contactado con las siete universidades públicas catalanas. Han aportado datos la Universitat de Barcelona (UB), la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), la Universitat Pompeu Fabra (UPF), la Universitat de Girona (UdG) y la Universitat Rovira i Virgili (URV). En el momento de cierre de este artículo, la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y la Universitat de Lleida (UdL) no han podido proporcionar información suficientemente detallada como para ser incluida en el cómputo global.
Aun así, los datos recopilados por este medio apuntan a una cifra contundente: al menos 51.000 títulos universitarios oficiales expedidos entre 2015 y 2024 no han sido recogidos por sus titulares en Cataluña. La cifra incluye títulos oficiales de grado, máster y doctorado. Se trata de una estimación mínima, elaborada a partir de la información facilitada por cinco universidades públicas catalanas, y que no incluye a los dos centros clave mencionados.
Un cambio de hábito
Las universidades recuerdan que es normal que los títulos más recientes presenten mayores cifras de no recogida, pues han tenido menos tiempo para ser retirados. Sin embargo, ese factor temporal no explica por sí solo la magnitud del fenómeno.
La Universitat de Barcelona confirma a este digital que desde la implantación del Registro Nacional de Titulados, cada vez se recogen menos títulos físicos, una tendencia que se mantiene año tras año.
Imagen de la fachada del Campus de Plaza Universitat de la Universitat de Barcelona (UB)
En la UB, por ejemplo, los títulos pendientes de recogida correspondientes a la promoción de 2015 rondan los 900, mientras que en 2024 superan los 4.500. La progresión es constante y apunta a un cambio estructural en el comportamiento de los graduados.
El RNTUO permite a cualquier titulado consultar y descargar un certificado oficial de sus estudios, autorizar a terceros a verificarlos y acreditar su formación sin necesidad de presentar el diploma en papel. Para muchos empleadores y universidades, este certificado digital tiene plena validez. El título físico ya no es imprescindible.
Títulos listos que nadie va a buscar
El proceso para obtener el título no parece ser el problema. Según las universidades consultadas, una vez finalizados los estudios y cerrado el expediente académico, el estudiante puede solicitar el título y pagar la tasa correspondiente. A partir de ese momento, el documento suele estar listo para recogerse en un plazo de entre tres y seis meses, dependiendo del centro y del volumen de solicitudes.
Además, los graduados reciben un aviso cuando el título está disponible y disponen de varios años para recogerlo. En algunos casos, incluso se ofrecen alternativas como la recogida mediante poder notarial o el envío a delegaciones oficiales en el extranjero. Aun así, miles de diplomas permanecen almacenados en las universidades.
La explicación, coinciden las fuentes académicas, es que muchos titulados no lo necesitan.
"No me lo han pedido nunca"
Las historias de los propios graduados refuerzan esta idea. María, de 23 años, se graduó en Química en la Universitat de Barcelona el pasado verano. "Lo pagué hará un par de meses, pero todavía no lo tengo. Para acceder al máster, que era en la misma universidad, fue suficiente presentar el expediente académico", explica. Nunca le han pedido el título físico.
Alfonso, de 29 años, terminó Ciencias Políticas en la UPF en 2021. Su título sigue sin recoger. "Son unos 200 euros y, de momento, he podido hacer un máster y trabajar con el certificado sustitutorio", cuenta. No ha sentido la necesidad de ir a buscarlo.
Como ellos, miles de graduados han asumido el coste económico del título —que suele oscilar entre 150 y 350 euros, según el tipo de estudios— pero prescinden del documento en papel porque no les aporta un valor añadido real.
Un archivo que crece sin ruido
El resultado es una acumulación progresiva de diplomas 'huérfanos' en las universidades catalanas. Solo con los datos disponibles, el volumen supera ampliamente las decenas de miles.
Más allá de la anécdota, el fenómeno ilustra una pérdida de centralidad del documento físico. Lo que durante generaciones fue la prueba definitiva de una etapa vital hoy es, para muchos jóvenes, un trámite prescindible.
