Páginas interiores de una guía de introducción a Sukyo Mahikari

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La secta ‘Luz de la Verdad’ recluta en Cataluña: “Intentaron captar a mi hijo con una oferta de empleo”

El psicólogo Miguel Perlado alerta de abusos económicos, aislamiento social y explotación laboral dentro del culto Sukyo Mahikari

Más información: La secta Luz de la Verdad abre un macrotemplo en la zona 'pija' de Barcelona

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“Mi hijo creía que había encontrado un trabajo, pero lo estaban intentando captar en una secta”, resume Sonia -nombre ficticio para proteger su identidad y la de su familia- sobre el periplo que su benjamín ha vivido desde el inicio de este último verano.

Tras cumplir la mayoría de edad en primavera, el joven inició la búsqueda de un trabajo de fin de semana que no le robara demasiado tiempo, pero que le permitiera cubrir sus gastos personales. Fue a través de una popular plataforma de anuncios de empleo donde terminó conociendo al hombre que intentó introducirlo en el culto Sukyo Mahikari, ha explicado la mujer a Crónica Global.

Conocido en todo el mundo como ‘Luz de la Verdad’, se trata de una organización oficialmente recogida en el registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, aunque señalada como grupo coercitivo por psicólogos expertos en la materia. “Presenta comportamientos sectarios, sin duda”, subraya Miguel Perlado.

Torneos de ajedrez

La descripción del puesto, aunque parecía inofensiva, activó una alerta en Sonia. Era algo muy sencillo: el futuro contratado solo debía ayudar a un hombre relativamente mayor y con enfermedad de Parkinson a mover el ratón del ordenador con el que participaba en torneos de ajedrez. Para ello, el joven debía pasar las tardes de sábado en el domicilio del señor, en un ambiente tranquilo y de cierta intimidad.

“Yo le dije que era un trabajo muy raro, pero resultó ser real; al principio me preocupaba y yo le iba preguntando por lo que hacía en casa del hombre, pero todo parecía normal y me relajé”, reconoce la mujer. Sin embargo, todo cambió cuando se empezó a afianzar la confianza entre ambos y el empleador quiso compartir “la iluminación” con el joven.

Carrer Anglí, 48

Sonia no supo verdaderamente lo que estaba ocurriendo hasta que encontró por casa un tríptico repleto de conceptos de los que no había oído hablar nunca como “transmitir y recibir luz”, “tomar consciencia de los mecanismos divinos” o “experimentar un nuevo modo de vivir”.

Tríptico de introducción a Sukyo Mahikari proporcionado por el ajedrecista

Tríptico de introducción a Sukyo Mahikari proporcionado por el ajedrecista cedida

En la portada había un dibujo de dos personas arrodilladas, una con los ojos cerrados y las palmas juntas en posición de rezo, y la otra con la mano izquierda levantada a la altura de la frente de la primera; se trata de la postura característica de la práctica espiritual de Sukyo Mahikari, con la que dicen ‘transmitir la luz de la verdad’.

También había una dirección escrita a boli: “Carrer Anglí, 48”.

Primeras iluminaciones

Después de varias semanas de trabajo, el ajedrecista se ofreció a hacerle “una iluminación para enviarle a Dios a través de la mano” y el joven accedió por curiosidad; esto se convirtió en una práctica habitual. En los ratitos muertos que les quedaban entre tiradas, el hombre le iba explicando las bases de este grupo que en España está registrado como religión, hasta que finalmente le recomendó que visitara el templo barcelonés, sede nacional de la Luz de la Verdad.

El chico confió entonces en que se trataba de “un señor muy espiritual, pero buena persona”, aunque accedió a dejar el empleo y nunca llegó a visitar el templo al que le habían dirigido.

Sede de Sukyo Mahikari en el número 48 de la calle Anglí de Barcelona

Sede de Sukyo Mahikari en el número 48 de la calle Anglí de Barcelona Google Maps

“Tengo mucho miedo de que me lo quiten y al desconocimiento de cuánto han podido lavarle el cerebro”, asume la mujer, que se calma a sí misma pensando en que su hijo “ha sido listo” de avisarla de lo sucedido.

Abusos y explotación

La estructura social y las prácticas descritas por algunos integrantes de Sukyo Mahikari no responden a los márgenes de una doctrina religiosa, sino a un comportamiento destructivo hacia sus integrantes, según ha analizado para este medio el psicólogo especializado en sectas Miguel Perlado.

Entre las estrategias de control y sometimiento que este culto ejerce sobre sus adeptos, el experto ha podido constatar métodos como abusos económicos, aislamiento social, explotación laboral, confrontación con el ajeno, culpabilización y manipulación, sobrecarga emocional, censura informativa o construcción de una cosmovisión apocalíptica.

Personas infrahumanas

Sukyo Mahikari “plantea un apocalipsis del que solo sus adeptos se salvarán”, sintetiza el psicólogo. Sobre esta base, desarrollan el resto de la narrativa, que vuelca a las víctimas en una carrera contrarreloj por “purificarse” para pasar un supuesto “juicio” final que llegará con la extinción, siguiendo los pasos marcados por la organización.

Páginas interiores de un libro de introducción a Sukyo Mahikari

Páginas interiores de un libro de introducción a Sukyo Mahikari Gala Espín

Aseguran que “todos cargamos con karmas negativos pasados que hay que purificar”, detalla Perlado. En este recorrido, “se ejerce mucha presión para donar dinero y dedicar tiempo”, hasta el punto de defender que “se tendrán que hacer esfuerzos heroicos” en el sentido económico y “cuantas más horas se trabaje” gratuitamente, “más karma se limpiará”.

Así, defienden que aquellos que queden fuera de la organización, a quienes se refieren como “personas infrahumanas”, morirán quemados.

Espíritu militarizado

La primera parte de la formación se hace en templos locales, como el de Barcelona, pero una vez se asciende al segundo y tercer nivel, se requiere a los participantes trasladarse temporalmente primero a Luxemburgo y luego a Japón.

El ambiente dentro de la organización tiene un “espíritu casi militarizado con mucha carga emocional” y se hace un “énfasis constante en reclutar a toda costa con un afán discreto”.

Además, a partir de la segunda fase de las enseñanzas, “la exigencia de tiempo supera las diez horas diarias” y “se estimula que se termine viviendo dentro del templo”, aislando definitivamente a los integrantes del grupo del resto de la sociedad, observa el experto.

De víctima a reclutador

El psicólogo advierte de que “el adoctrinamiento proviene de un convencimiento absoluto, no de algo retorcido”, de modo que son las propias víctimas quienes traen nuevos seguidores.

En la mencionada formación, los integrantes de la organización aprenden el “Arte de Mahikari”, la forma propia de rezo que termina con la transmisión y la recepción de la “Luz de Dios” con el objetivo de purificar los karmas. Para Perlado resulta preocupante que lleguen a plantear abiertamente la posibilidad de “sufrir convulsiones” durante esta práctica.

Niegan ser una secta

En declaraciones a Crónica Global, Albert Santamaria, presidente de Sukyo Mahikari en Barcelona, ha asegurado desconocer el caso en concreto y defiende que “estas prácticas no responden a las enseñanzas” del grupo.

Asimismo, niega las acusaciones que relacionan el culto con el concepto de secta y cerciora que “las puertas están abiertas a todo el mundo, tanto para entrar, como para salir”.