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A la sombra de los pliegues de internet se cuecen nuevas expresiones de la misoginia que generan una caja de resonancia del odio machista que sufren todas las mujeres y que normaliza una violencia capaz de cobrarse ocho vidas desde el inicio de 2025.

Quien se adentra en la manosfera -esa red de blogs, foros y chats en los que se promociona la oposición al feminismo y se alaba la masculinidad hegemónica- encuentra un lenguaje y un relato propios que prometen dar refugio a una multitud de comunidades ideológicas contrarias a la libertad y la igualdad y que, en otros espacios, se topan con el rechazo del grueso de la sociedad.

Uno de los movimientos, “el más radical”, según la doctora en Ciencias de la Comunicación Rosario Lacalle, que se expande gracias a esta telaraña es el de los autodenominados “célibes involuntarios”, los incel; quienes vuelcan su frustración sexual en el desprecio hacia el género femenino, con una retórica victimista.

Anonimato 

Al ser un colectivo basado en internet, es difícil saber quién se esconde detrás de la pantalla. Tras pseudónimos crean una ilusión de anonimato, en conversaciones que se gestan en espacios abiertos y otros que requieren de invitación. Los expertos que han estudiado la manosfera no han podido cuantificar el número de usuarios que participan en este movimiento hasta la fecha.

Sin embargo, por las conversaciones que mantienen dejan entrever un perfil muy específico: hombres, jóvenes y heterosexuales que “pasan muchas horas pegados al ordenador y se lamentan por ser vírgenes”. Son una comunidad obsesionada con la virginidad y responsabilizan a las mujeres por su falta de éxito en el aspecto sexual. 

“Muchos de ellos nunca han mantenido relaciones sexuales”, y la virginidad se convierte en el principal motivador de discursos de odio hacia la mujer. Les une “una especie de complejo de inferioridad y mucha inseguridad”, que a sus ojos justifican una visión anticuada de la sociedad en la que denigran al género femenino y ponen en valor rasgos de la masculinidad tradicional.

Reddit, Forocoches y Burbuja.info

Como espacio virtual, el universo comunicativo del movimiento incel “no tiene límites”, apunta Lacalle, quien lo ha estudiado en profundidad: “Es un conglomerado de blogs, páginas web, mensajes en redes sociales, vídeos en YouTube… Es difícil conocerlos todos, pero lo importante es que crean la sensación de pertenencia a una comunidad”.

La doctora distingue dos niveles de distribución del mensaje. El primer plano es público y, en Cataluña, sus principales plataformas son Reddit, Forocoches y Burbuja.info. En ellas se distribuyen mensajes más suavizados, puesto que “si muestran una misoginia muy clara, les cierran los canales inmediatamente”, aunque renacen constantemente con otros nombres.

Más allá de la censura, una retórica atenuada conecta mejor con “una generación que ha tenido una educación menos sexista, pero que se encuentra ante un futuro que no les resulta prometedor”, añade sobre el perfil de los receptores del contenido.

Alerta también de que estos entornos se han convertido colateralmente en “un buen lugar de pesca de la extrema derecha”.

Videojuegos

Tras quedar anclados por los reclamos de ese nivel superficial, la conversación se traslada a esferas privadas, fundamentalmente en grupos de Telegram o WhatsApp donde la mayoría de los integrantes no se conocen personalmente, aunque la aparente dificultad de acceso al círculo genera un abrigo para expresarse sin restricciones.

El mensaje incel cala por cualquier grieta y “es cada vez más frecuente detectarlo en juegos online”, explica Maria Cantó Martínez, investigadora sobre violencia y terrorismo de extrema derecha en el Observatorio Internacional de Estudios Terroristas (OIET). Sus investigaciones la han conducido hasta las conversaciones que se pueden escuchar en algunos videojuegos que permiten conectar auriculares y hablar con otros participantes.

“Hemos observado la tendencia de hombres adultos que se introducen en estos ambientes con la intencionalidad de llevar esta ideología a generaciones menores”, detalla.

Radicalización

Cuanto más jóvenes son, menos reticencias muestran a la hora de aceptar este tipo de discursos. Cantó describe dos perfiles dentro de este colectivo, con roles diferenciados: uno más adoctrinador y otro más vulnerable ante estas narrativas.

El perfil vulnerable suele ser el de adolescentes “hiperconectados” a internet, mientras que los adoctrinadores buscan contactar con estos menores aprovechándose de las inseguridades propias de la edad. En este contexto, “las plataformas actúan como aceleradores de la radicalización”: son espacios donde se normalizan y fomentan discursos misóginos entre los jóvenes.

Según la criminóloga Paz Velasco, “el denominador común es el odio”; es lo que les une y les impulsa a actuar. En el proceso de radicalización, se transforman “sentimientos iniciales de soledad y rechazo en una ideología violenta y misógina de venganza”.

Fases

Velasco divide este proceso en varias fases, que suelen comenzar con la participación en foros y redes sociales donde estos jóvenes encuentran un "espacio de refugio". La posibilidad de identificarse como grupo refuerza un sentimiento de pertenencia que a menudo les falta debido a sus habilidades sociales limitadas.

Al convertirse en usuarios activos adoptan la ideología antifeminista característica del colectivo, alimentada por la desinhibición que sienten al comunicarse en línea, donde las consecuencias del discurso de odio parecen inexistentes. Poco a poco, mediante el refuerzo mutuo de estas creencias extremas, desarrollan una misoginia violenta online, como el gendertrolling —acoso en línea dirigido a mujeres—, que puede culminar en llamamientos a la venganza.

Las creencias de los incels radicalizados van más allá de la misoginia basada en las “normas de género tradicionales” y otras ideas más conocidas, como la cosificación de las mujeres o la supremacía masculina. Según este colectivo, los hombres tienen derecho al sexo y “el feminismo ha arruinado la sociedad privándoles de sus derechos sobre las mujeres”.

En consecuencia, suelen mostrar un nivel aún más extremo de misoginia, que a menudo nace de una “incapacidad para cumplir los ideales de la masculinidad hegemónica, del aislamiento social profundo y de la transformación de la frustración personal en un discurso de odio respaldado por una ideología misógina”.

“Stacy y Chad, la mujer y el hombre ideal”

Los primeros contactos de los jóvenes con esta ideología pueden parecer inofensivos. Los incels se caracterizan por comunicarse mediante el humor y los memes, escudándose bajo la libertad de expresión, sus mensajes esconden discursos de odio que instigan hacia la violencia y el machismo. Lacalle afirma que: “El humor es una via de radicalización”, y en el caso de este colectivo es particularmente cierto.

Los incels han creado todo un imaginario en el que ellos son las grandes víctimas de la sociedad. Un universo paralelo en el que villanizan no solo a las mujeres, sino también al resto de hombres que no encajan con su concepción de la masculinidad. En este mundo, “Stacy y Chad son la mujer y el hombre ideal” y existe una jerarquía de masculinidad dividida en alfas, omegas y betas.

Todos estos personajes alimentan la percepción de estos usuarios de que la realidad funciona según reglas rígidas e inmutables, reforzando una visión profundamente determinista de las relaciones sociales. A través de estas caricaturas, los incels simplifican la complejidad de los vínculos afectivos y de los roles de género hasta convertirlos en una narrativa maniquea donde ellos siempre ocupan el lugar del "perdedor" inevitable.

Esta lógica de “castas” afectivas no solo legitima su frustración, sino que también les ofrece una explicación conveniente para justificar su resentimiento y para deshumanizar a quienes consideran responsables de su sufrimiento. De este modo, el lenguaje irónico y aparentemente lúdico de los memes termina funcionando como un vehículo eficaz para reproducir estereotipos misóginos, naturalizar la desigualdad y fomentar dinámicas de exclusión que pueden escalar hacia formas de radicalización más explícitas.

Paso a la violencia

Como se ha materializado en algunos atentados terroristas perpetrados en nombre del movimiento incel -solo uno en Europa, en Reino Unido, en 2021-, uno de los peligros más graves es que “el odio online se transforme en la mecha ideológica que incita a individuos a ejecutar actos violentos para lograr una supuesta retribución contra la sociedad y las mujeres”, analiza Velasco.

Además, subraya la criminóloga, “hay una relación clara y profunda entre la ideología incel y otros tipos de violencia de género, tanto en el ámbito doméstico como en el contexto de otras formas de extremismo”.