Escuchar, confiar y proteger, tres pasos para ofrecer a un menor la posibilidad de contar su relato sin sentirse juzgado ante los acontecimientos que narra. Ana Belén Jarillo abre las puertas de la Barnahus de El Prat de Llobregat, lleno de colores pastel que invitan a la calma, pese a los casos que se tratan cada día concernientes a la violencia sexual en menores.
La red Barnahus ha logrado ampliarse y asentarse en toda Cataluña desde su proyección en 2016 hasta la fecha, con 13 centros en donde se ha atendido a 3.080 casos a lo largo de 2025. Un incremento con respecto a 2024, cuando se registraron 2.897 casos, que responde a la estabilización del proyecto y recoge los mimbres que se han hecho en materia de prevención.
Más casos entre mujeres
De los 3.080 casos, un 21,6% afecta a los hombres, mientras que el 78,2% se da en mujeres. Además, la puerta de entrada más usual es el campo de la salud, con un 24,3% de los casos, y el educativo, desde donde se deriva el 20,2% de los expedientes. A su vez, el 53% de los individuos sufrió esta violencia en el ámbito extrafamiliar, y el 40,8% se dio en el círculo familiar.
Un libro divulgativo que se utiliza en la red Barnahus, en el Prat de Llobregat.
En cuanto al rango de edad, apenas ha habido cambios significativos entre 2024 y 2025, por lo que la franja más afectada sigue siendo entre los 12 y 17 años, con un 43,1%. En segundo lugar, los menores de 4 a 7 años, con un 28,3%; y, a continuación, de 8 a 11 años se cifra en el 23,2%. Por último, hay un 5,4% de los casos que afectan a bebés de 0 a 3 años.
Por centros, quedaría de la siguiente forma: Barcelona (476); El Prat del Llobregat (410); Terrassa (318); Girona (261); Granollers (224); Tarragona (223); Vilanova i la Geltrú (199); Badalona (176); Mataró (163); Lleida (157); Manresa (146); Tortosa (73); y La Seu d'Urgell (48).
Palanca de cambio
La red se materializó en 2023 con la inauguración de las instalaciones de Tarragona tras adoptar el modelo europeo y, hace apenas un año, El Prat de Llobregat abrió sus puertas. Ideado como una palanca de cambio, el objetivo era poner a la persona afectada en el centro de los recursos y no desdoblar trámites o repetir testimonios en todas las instancias de la administración pública para evitar su revictimización.
La batuta queda a cargo de la Dirección General de la Atención a la Infancia y la Adolescencia, del Departament de Derechos Sociales, en coordinación con las consellerias Salud, Educación, Interior, Justicia e Igualdad y Feminismos, además de la Fiscalía y la Judicatura.
Así, la planta queda distribuida en varios espacios insonorizados, como salas de espera, otra de evaluación médica y para las pruebas preconstituidas, lugares dedicados a las sesiones de psicoterapia, el cubículo de los Mossos d'Esquadra o las propias oficinas del equipo psicosocial.
Sala de examen pediátrico a los menores en el Barnahus de El Prat de Llobregat
Aprender a decir 'no'
Tal y como explica Jarillo, coordinadora técnica de la Barnahus y miembro de Suara Cooperativa, "hay una mejora" y "se facilita la integración, porque al final hablamos un mismo lenguaje: poner al niño o a la niña en el centro, valorar sus necesidades y atenderlas lo más adecuadamente posible", como hacen los martes en la reunión interdisciplinar.
En cada rincón hay plantas, juguetes, libros como El teu cos es teu o Respira, materiales con los que los menores se entretienen y, al mismo tiempo, explican a los especialistas qué les ha pasado. El propósito es proporcionarles una zona de confort en la que hablen libremente y sanen sus heridas, con múltiples recursos y hasta terapia de juegos con los dos perros de la casa, Dana y Chía.
Dana y Chía, los canes para terapia de juegos en el Barnahus de El Prat de Llobregat
La red se activa a partir de las señales que dan los infantes o adolescentes en sus colegios, consultas médicas o distintos ambientes, que se notifican y se trasladan a la coordinación interdepartamental de los profesionales de la Barnahus. A posteriori, se realiza la acogida del menor y su familia en el centro de referencia, se explora el contexto en el que viven y la psique del menor, y de constatarse los hechos, se avanza en el procedimiento judicial.
"Si hubiera una sospecha, como adulto, es importante explorar el contexto del niño o la niña, ver cómo está en los distintos ambientes y qué conductas desarrolla", detalla la encargada de El Prat de Llobregat, aunque recuerda que será el centro y sus trabajadores los que se harán cargo de recoger las distintas pruebas. Todo ello, se realizará con un binomio de referencia: un psicólogo y trabajador social.
Acerca de las revelaciones, aconseja no forzarlas, en todo caso, hay que "crear espacios de confianza" para evitar la reticencia de los menores y que se expresen libremente. "Hay que trabajar en límites, por ejemplo, que conozcan los límites de su cuerpo o saber decir no", ejemplifica, para lograr prevenir y acompañar al menor. Es más, la Generalitat tiene a disposición de la ciudadanía recursos para realizar consultas, como la plataforma TotOk, con números confidenciales para hablar con técnicos especialistas, o el teléfono Infància Respon 116111.
Ana Belén Jarillo, coordinadora técnica del Barnahus de El Prat de Llobregat
Análisis de datos
Cuando abrió el centro, había curiosidad. Los vecinos se preguntaban qué pasaba, a qué se dedicaban, y descubrían cuál era la razón de su existencia, recuerda la coordinadora. Atienden a toda la población del Baix Llobregat y el número de personas atendidas se ha multiplicado en estos últimos meses. Entre enero y septiembre de este año, atendieron 410 casos, de los que un 83% correspondían a mujeres y un 17% a hombres.
En consonancia con otros centros, la vía de entrada era mayormente por Salud (174 casos); Educación (79) y la Direcció General de Prevenció i Protecció de la Infància i l'Adolescència (DGPPIA) (74); mientras que los hechos se dieron más en el ámbito extrafamiliar (203) y en el círculo familiar llegó a los 188. Asimismo, las edades más atendidas son entre los 10 y 15 años, aunque hay picos apreciables a los 4 años (7,30%) y a los 7 años (8,38%).
Juguetes al alcance de los menores que son atendidos en la Barnahus de El Prat de Llobregat
"La victimización sexual atraviesa todas las culturas y estratos sociales, también afecta el género a la hora de identificarse como víctima y superar estereotipos para poderlo denunciar. Otra cuestión es que, con las Barnahus, podemos analizar todos estos datos", explica. Gracias a la sistematización y aglutinación de cifras, se podrá identificar patrones y conseguir una mayor prevención en la población.
Contra el silencio
En diálogo con este medio, Teresa Llorens, secretaria de Cicles de Vida i Ciutadania, es clara: "La detección de casos para nosotros es un valor muy importante, porque quiere decir que ponemos sobre la mesa un hecho que se ha silenciado u ocultado por vergüenza, también por miedo o por mala intención. Nos importa hacer surgir esta realidad y que la sociedad sea muy consciente de la violencia que sufren".
Acostumbrada a capear temporales, habla de la integración del servicio de tantas áreas, tan diferentes, como el modus operandi de la propia Conselleria de Derechos Sociales e Inclusión, que bien atiende cuestiones en materia de infancia y personas mayores, como de migración o vulnerabilidad: "No digo que sea fácil, pero es un trabajo transversal que es imprescindible".
Remodelación
El modelo Barnahus, ideado en Islandia como la casa de los niños, afronta su estabilización en Cataluña, pero para ello recurrirá a la remodelación o reubicación de algunos de sus centros. Llorens adelanta que las obras se realizarán en Tortosa, Mataró, Terrassa y Manresa, a través de fondos europeos Next Generation.
Teresa Llorens, secretaria de Cicles de Vida i Ciutadania, en la sede de Derechos Sociales e Inclusión
La violencia también es carne de cañón en los debates políticos, pero la secretaria confía en el consenso política para la protección de los menores. "Este proyecto tiene solidez y los datos reflejan que las agresiones sexuales en edades muy tempranas es una realidad, por tanto, lo debemos abordar y, hasta el momento, nadie nos ha criticado por la puesta en marcha de las Barnahus". La misión es "erradicar" esta lacra.
Estabilización y futuro
Preguntada por este medio, Llorens habló sobre la polémica que ha saltado acerca de la falta de trabajadores. A partir de las cifras del Departament, hay más de 100 personas dedicadas al servicio y, a partir del proceso de estabilización pública, hay ocho plazas cubiertas con personas nuevas y otras 11 vacantes, en proceso de selección. "El impacto ha sido limitado y estamos ajustando y cubriendo la plantilla", asegura.
La unificación territorial permitirá, a la larga, realizar un análisis profundo del sistema. "A partir de la lectura que saquemos, trazaremos líneas de actuación en un futuro más que inmediato", apunta, con el propósito de "sensibilizar al máximo" a la sociedad y, así, destapar los casos de violencia que se produzcan. Todo ello, con tal de preservar el desarrollo y el futuro de estos menores.
Uno de los profesionales integrantes del equipo multidisciplinar de la Barnahus de El Prat de Llobregat
